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Un año con AMLO, un año convulso

OPINIÓN

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Con una protesta nacional en su contra promovida por Vicente Fox y Felipe Calderón, que seguramente será menos enclenque que las previas, Andrés Manuel López Obrador celebrará el primer año de su victoria, el lunes 1 de julio, en su peor momento de este periodo y con un país con la polarización más aciaga: La economía a la baja y la violencia que crece.

No hay mes sin que los pronósticos sobre del PIB se ajusten a la baja para este año –la más reciente pasó de 1.2% a sólo 0.9%– y para el siguiente, 2020 –de 1.7% a 1.5%–, cifras menores al promedio de 2% de los años del neoliberalismo que discursivamente llegó a su fin.

La violencia y la inseguridad, al contrario, se han incrementado conforme a las cifras oficiales, con Jalisco, Guanajuato, Edomex y la capital como santuarios de la delincuencia, con una estategia federal para combatirla que, a siete meses de iniciado el gobierno, no ha dado resultados notables, pese al compromiso de López Obrador de que los habría “en los primeros cien días” de su gestión.

En ambos aspectos, pese a la paciencia de la sociedad que entiende la desastrosa herencia del gobierno de Enrique Peña Nieto, Calderón y Fox, se advierte ya una incertidumbre sobre el futuro que registran las propias encuestas de López Obrador y que se manifestó en las elecciones locales con la baja en las preferencias por Morena, aun arrebatando al PAN Puebla y Baja California.

También ha causado enojo, en particular en el gobierno federal, el radical ajuste en el gasto, que de la austeridad republicana –que buscaba reducir los privilegios de la alta burocracia que literalmente se enriqueció aun no robando– pasó a la inopia franciscana, con efectos nocivos en la atención a salud de la población.

La relación del gobierno de López Obrador con el sector privado tampoco es la mejor, pese a la prometida inversión por 623 mil millones de pesos: Malquerido en ese sector, lo ofuscó más cancelando el aeropuerto de Texcoco y priorizando su inversión en el de Santa Lucía (bajo ataque jurídico y político), el Tren Maya, la refinería de Dos Bocas y su apuesta a reactivar Pemex al margen del capital.

En contraparte, y pese a este escenario gris, el proyecto de López Obrador avanza sin obstáculos mayores: Todos sus reformas legislativas, que implican una radical transformación administrativa y de ejecución en el gasto, han sido aprobadas, aun por unanimidad.

Es verdad que el Ejecutivo cuenta con una mayoría parlamentaria que no tenía desde 1997, pero ha hecho política para que le avale la oposición sus proyectos, incluida la Guardia Nacional, los ministros de la Corte que promovió como contrapeso a la hegemonía heredada y la Ley del Trabajo.

El domingo 30, con la protesta animada por Fox y Calderón, la oposición atribuirá a López Obrador la destrucción del país y el lunes él enumerará la salvación de la patria. No: Hay un proyecto en curso que debe ser sometido a un riguroso escrutinio sobre hechos, al margen de la propaganda de unos y otros.

POR ÁLVARO DELGADO

ALVARO.DELGADO@PROCESO.COM.MX

@ALVARO_DELGADO