Falta poco para la “celebración” del Día Internacional de la Mujer, como si necesitaran un día para celebrar su identidad o como si hubiera mucho que celebrar, aun así habrá, sobre todo políticos, que no escatimarán en expresar sus parabienes y felicitaciones para nuestras compañeras.
Es una buena fecha para hacerse autopromoción y mostrar cercanía con el género femenino. Esta práctica no es exclusiva de los varones, también habrá políticas que no dejarán pasar la fecha para hablar de la igualdad, del orgullo de ser mujer y de todo aquello que en ese día pueda vender una imagen de empatía con los ciudadanos.
No es casual el interés de la clase política mexicana cuando al hablar de las mujeres se trata, en el tema de las clientelas políticas han demostrado ampliamente su efectividad.
En este país, desde que se les reconoció el derecho a votar, las mujeres han sido un excelente nicho de oportunidades electorales. Ellas representan votos, en la gran mayoría de los casos, los necesarios para definir una elección; por eso el interés permanente por saber lo que piensan, lo que viven y lo que puede resultar útil para conseguir su voluntad.
No en vano, la mayoría de los programas sociales están diseñados para mujeres.
En efecto, gran parte de la “oferta social” está dirigida específicamente a las mujeres en edad de ejercer el voto, incluso los que involucran a los niños, porque, al final, éstos necesitan del acompañamiento de un adulto para poder acceder a cualquiera de los beneficios de las políticas sociales, y las que más acuden a acompañar a sus hijos en la realización de cualquier trámite son las mujeres.
Esto lo saben los encargados de la ejecución y el diseño de los programas sociales, por eso siempre será políticamente un bocado apetitoso contar con mecanismos de control para esta parte del electorado, y qué mejor manera de hacerlo que a través de los programas sociales.
En este contexto, el gobierno mexicano ha decidido implementar un par de programas que tienen mucha lógica cuando al hablar de elecciones se trata, pero que no tienen a todas contentas, sobre todo a aquellas mujeres que durante mucho tiempo han defendido las causas de su género y que no pertenecen al movimiento de la Cuarta Transformación; incluso se les lee molestas, encabronadas y sus razones tendrán.
Hablamos de la decisión de sustituir los programas de estancias infantiles y de refugios para mujeres en situación de riesgo, por la entrega de apoyos directos a las beneficiarias.
Nadie puede articular mejor los motivos de su rechazo a estas iniciativas que una mujer empoderada, saben lo que dicen y tendrían que ser escuchadas.
Las mujeres de la sociedad civil tienen mucho que aportar al ejercicio de gobierno, no se vayan a equivocar de camino y dejen con sus decisiones a un importante sector de la sociedad en pie de lucha; que no se olvide, hay que tener cuidado con las mujeres.
@hserranoazamar