“Si lo sueñas, puede hacerse realidad”, es una frase que muchas veces te puede asombrar a ti mismo cuando el futuro supera lo que piensas y llega ante tus ojos... Y déjenme platicarles por qué.
El año pasado tuve el gusto de publicar El OrbiX, una novela de ciencia “fusión” en donde imaginé la posibilidad de viajar por el tiempo y recorrer a través de la tecnología escenarios históricos de un presente, pasado y futuro que se conjugan en un mismo tiempo y espacio.
En uno de los últimos capítulos, escribí acerca de un viaje por el Miraikan, el museo del futuro en donde imaginé la experiencia de poder visitar una exposición en donde la obra del pintor holandés Vincent Van Gogh podía disfrutarse de una manera total, sumergiéndonos gracias a la tecnología de la “realidad sustituta” en los cuadros que él pintó con gruesas pinceladas de amarillos y azules intensos, de una técnica innovadora que en sus días no fue debidamente comprendida.
Imaginé viajar algunos años después del presente y déjenme decirles que con asombro me equivoqué, pues la realidad superó mis prospectivas, pero no mis sueños.
Hace unos días pude leer en una publicación digital que en París, Francia, se inauguró la exposición El taller de las Luces dedicada a la obra de Van Gogh en donde el visitante puede conocer y disfrutar de una manera interactiva de la representación de sus cuadros en una serie de galerías virtuales, que a través de la tecnología puede literalmente sumergirte en una cascada de colores, estrellas, girasoles y música.
La genialidad de Van Gogh, a quien en su época tacharon de “loco”, hoy es una de las propuestas más inteligentes y avanzadas.
La idea de esta exposición es toda una revolución en la forma en que el arte formal está llegando a nuestros días, y es sin lugar a duda una novedosa manera en la que los museos están transformando la cultura contemporánea, gracias a la aplicación de las tecnologías de la realidad “virtual”, “aumentada” y “sustituta” que ya está impactando en nuestro entorno cotidiano.
La tecnología está trayendo el futuro a una velocidad asombrosa, pero también muy divertida y propositiva. Y para completar mi asombro por los hechos que imaginé en mi libro, este fin de semana tuve la oportunidad de conocer y visitar el primer parque inmersivo de nuestro país o Inspark ubicado en Plaza Carso de la CDMX.
En este parque de atracciones la aplicación de la tecnología es fascinante y muy divertida pues ofrece al público de todas las edades, pero de forma muy especial a los niños, 30 experiencias de inmersión digital que van desde un torneo de futbol con robots, un show de colores y música, la experiencia 4R de navegar por un río salvaje, cabinas para gamers virtuales, viajes que desafían la gravedad, y muchas experiencias más en donde el único límite es tu capacidad de soñar.
Soñar es la primera forma de ver realizado lo que nuestra imaginación desea, y guardando las debidas distancias y proporciones, puedo sentir en mi propia experiencia lo que hubiera pensado Julio Verne al ver que el hombre ya viajó a la Luna. Que diría Arthur C. Clarke de las computadoras inteligentes de hoy. Cuándo imaginó a HAL 9000 en 2001 Odisea del espacio o lo que expresaría Mark Twain al ver que su imaginario “telectroscopio” que conecta a todos los seres humanos hoy se llama internet.
Seguiré soñando en un mañana lleno de magia y fascinación, pues el futuro es real, y es, virtualmente, lo de hoy...
Van Gogh, el OrbiX y la realidad superada
La exposición “El taller de las luces” y el Inspark, dos experiencias inmersivas del mañana de hoy