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Roma y los derechos

OPINIÓN

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En su obra El arco y la lira, Octavio Paz afirma que el elemento distintivo del arte es su poder de subvertir, entendido esto especialmente como una capacidad del artista para trastocar un esquema de pensar o una forma de mirar las cosas. Por ello, no es extraño que Roma, la aclamada producción fílmica de Alfonso Cuarón, nos haya situado en el espacio de la reflexión el debate sobre sus temas, conduciéndonos con ello también a una mirada sobre nosotros mismos. Roma es una película que ha motivado análisis por fuera de su propio continente artístico, al retratar una compleja problemática social y familiar, la cual tiende un vínculo con la forma en la que se construye y se comprende la otredad, desde donde podemos continuar nuestro avance hacia una sociedad incluyente. Así, el cineasta mexicano realiza un ensamble magistral de diversos registros temáticos, los cuales entrelazan sus recuerdos de infancia en un país de hace 50 años, con su visión personal acerca de situaciones conectadas al presente en distintos grados. Todos los elementos que revelan historias de vida quedan entretejidos en una trama que los muestra de una manera sutil pero también realista, llenos de una gran carga emotiva, latente y explosiva, que tienen como denominador común el contexto de una familia de clase media, sus roles e interrelaciones. Respecto a esa tarea de revelación, el propio autor ha dicho que es una responsabilidad propia del cine “mirar a los que no son vistos”. Por ello, esta obra de notable manufactura cinematográfica y plasticidad puede ser también observada desde una perspectiva de derechos humanos. En ese sentido, la película proyecta un retrato de un hogar en momentos históricos a partir de los cuales habrían de detonarse procesos de transformación social en los ámbitos público y privado. Así, la película en sí misma es un valioso referente que nos da la pauta para reconocer los avances que como sociedad hemos tenido, pero especialmente los esfuerzos y compromisos que debemos profundizar para avanzar más rápidamente hacia una sociedad que se construya con los principios de igualdad por los que históricamente se ha luchado en nuestro país. La aparición de Roma es muy oportuna en un contexto contemporáneo en el que se puede reconocer un avance irrevocable de la conciencia a favor de los derechos humanos, donde la primera tarea sigue siendo invariablemente la necesidad de visibilizar a las personas que permanecen en condiciones de vulnerabilidad o que aún sufren algún tipo de discriminación. Así, en nuestro país es necesario seguir avanzando hacia la observancia de los derechos humanos, entre ellos, los relativos a las y los trabajadores domésticos. Celebremos la sensibilidad y creatividad de Alfonso Cuarón, toda vez que Roma nos pone en la ruta de observar la realidad, la cual nos llama a seguir impulsando un perfil colectivo definido por los derechos humanos.  

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