Perece que el bloqueo a las vías del tren en Michoacán ya no existe para el gobierno federal. El presidente López Obrador puso fin al asunto desde el jueves en su conferencia mañanera, cuando agradeció a la disidencia del magisterio por haber liberado las vías. Pero lo engañaron, no fue así.
No le bastó a la CNTE haberle dicho que no dos veces a López Obrador cuando los llamó a terminar con los bloqueos. Además, le vieron la cara. Hicieron asambleas, acordaron levantar los campamentos y las barricadas sobre las vías. Al día siguiente, también en su conferencia tempranera, el Presidente les agradeció, pero ignoraba que lo estaban engañando y trasladó el problema al gobierno del estado. Desde entonces no ha vuelto a hablar del tema, a pesar de que las vías siguen inutilizadas. Había siete bloqueos y permanecen los de Uruapan y Pátzcuaro. Da lo mismo siete que uno, el caso es que los trenes siguen detenidos.
Las pérdidas se calculan superiores a los 21 mil millones de pesos, pero como el asunto ya salió de la agenda presidencial, es un misterio quién, cuándo y cómo podrían solucionarlo. Mientras tanto, los trenes y las industrias y hasta sus trabajadores son rehenes de un conflicto del que son completamente ajenos.
Fueron demasiado inocentes quienes pensaron que la alianza electoral de la CNTE con Morena valdría para solucionar un delicado conflicto al inicio de la 4T. Olvidaron -o no saben- que para ellos no valen los acuerdos. La CNTE no tiene aliados, ni escrúpulos, sólo tiene intereses. Quienes conocen su ADN, aquellos que los han padecido- saben que para la disidencia magisterial primero están sus intereses político-ideológicos, luego sus intereses económicos y al final, los educativos. Nadie habla de los niños michoacanos que están sin clases, porque sus ‘maestros’ están bloqueando las vías o tomando oficinas públicas, justo a la mitad del ciclo escolar.
Quien esté a cargo de la negociación con la CNTE deberá ser consciente de una cosa: lo más probable es que su lógica y su estructura mental opuesta a la de la disidencia. Si no se toman en cuenta su ideología, intereses y los tiempos de la disidencia, hay pocas probabilidades de terminar con las protestas y de que se reanuden las clases.
BON APPÉTIT: Más allá de las pérdidas económicas provocadas por la CNTE en Michoacán, el gobierno de AMLO enfrenta un desafío mayor. El mensaje que envía a todos aquellos grupos disidentes y violentos que no tardan en tomarle la medida. Podrán salir a las calles, tomar carreteras, aeropuertos, oficinas públicas o privadas, sin temor a ser sancionados. Cualquiera podrá hacer lo que le venga en gana ante la complacencia de la 4T
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