Un grupo de repatriados en México se convirtió hace poco en una lección contra los subsidios. O al menos en una muestra del foco del camino que deben seguir los apoyos de los gobiernos cuando éstos se salen de las recomendaciones de expertos y quieren meter las narices en todo tipo de dádivas más allá de la salud y la educación.
La socialdemocracia moderna que puja por reducir los subsidios argumenta, palabras más, palabras menos, que si un pueblo está educado y saludable no necesita nada más que una buena gestión y regulación del Estado y, por tanto, sugiere inversión pública para estos rubros, principalmente.
Bilingues, saludables y educados (en promedio nivel medio superior), el colectivo New Comienzos derivó una parte de sus actividades en una cooperativa que lleva el nombre de WorkForceMx y, desde hace unos meses, intenta controlar desde la Ciudad de México una parte de las operaciones de transporte ¡en EU!
El proyecto tardó unos años en consolidarse, pero se logró en consecuencia de los múltiples portazos que les dieron los gobiernos federal, estatal y municipal. No lo hicieron de manera abierta porque desdeñar a un deportado es más que políticamente incorrecto. Al contrario, prometieron becas, universidad, dinero para proyectos productivos, plazas de inglés en el sistema de educación pública… en cada ocasión que Trump embistió contra los mexicanos. Luego, nada de ese apoyo llegó o se fue para proyectos que no prosperaron, porque no hubo ni estudio de mercado ni lecciones financieras.
Hace tiempo que instituciones internacionales como el Banco Interamericano para el Desarrollo (BID) o el Fondo Monetario Internacional cuestionan a los subsidios “mal enfocados” que terminan como un sistema de manutención en lugar de encaminar hacia la autosuficiencia.
En el caso de los deportados, los Fondos de Apoyo al Migrante se borraron poco a poco desde 2018 y con la presente administración terminaron en cero, a la par de la desaparición que del Fondo Nacional del Emprendedor. Sin muchas esperanzas en ese Estado, los retornados optaron por aliarse otra vez con organizaciones y empresarios de Estados Unidos, con los que ahora trabajan a larga distancia bajo un esquema en el que ganan todos frente a una crisis por la falta de choferes de transporte de carga en la Unión Americana.
Desde una oficina en la Tabacalera, los repatriados llaman a los traileros en EU y los convencen de llevar las cargas que se reúsan a transportar si no les cumplen ciertas exigencias. Tienen la ventaja de que una gran parte de esos conductores son latinos y sólo acceden si se les habla en la misma lengua o en spanglish.
En WorkForceMX reconocen que la ayuda del gobierno hubiera sido un buen colchón en momentos de desesperación, cuando no tenían para comer o rentar donde dormir, pero dudan que hubieran llegado hasta el nivel de emprendimiento que ahora tienen, porque las aguas tranquilas no hacen buenos marineros.
*Periodista