Al inicio de cada año, los propósitos y los buenos deseos son la materia prima para construir nuestro imaginario personal y social. La verdad es que pocos son los que logran hacer que su realidad cambie, pero quienes han logrado propósitos que van más allá de un año, coinciden en que el primer escaño que hay que vencer para lograr lo que se quiere es el mental, es decir el cambio interior.
El nivel de complejidad que ha alcanzado nuestra sociedad, nos hace confundir de manera continua los conceptos con sus significados. Por ejemplo, pensamos que el concepto de "precio" sustituye al de valor o que la riqueza nos va a dar lo que creemos necesitar para estar "bien".
Asimismo, confundimos reiteradamente los elementos con su unidad de medida; decimos que no tenemos tiempo, cuando el tiempo es la unidad de medida de la vida, lo que sería lo mismo que decir (el pleonasmo es revelador) que no tenemos vida.
Es como si un carpintero manifestara que no tiene centímetros para trabajar la madera ó un comerciante dijera que tiene maíz, pero no tiene kilos, absurdo ¿no?
Pasa lo mismo con la riqueza o el dinero; ambos son unidades de medida de la abundancia, que a veces es mal interpretada como la acumulación de bienes materiales o con la escala de jerarquías sociales. Todos conocemos personas que a pesar de tener mucho dinero viven secuestrados ó prisioneros de sus propias fortunas, porque como no son abundantes el dinero no juega a su favor.
La abundancia es algo más amplio y profundo que sólo la capacidad de poseer, y está implícita en la esencia de este planeta; la cantidad de bosques, las selvas, la biodiversidad, el agua, el oxígeno, son muestra de que este mundo está hecho para nosotros y nosotros para él.
Quien es capaz de apreciar y vivir esta realidad y a su vez, agradecer por ello todos los días, es alguien que vive en abundancia, porque abundancia primero; es agradecer.
Este mundo da mucho y para todos y de su tierra nace prácticamente todo lo que necesitamos para poder experimentar la experiencia humana. Y ese es precisamente otro principio en el que se basa la abundancia; en dar como lo hace la naturaleza.
Las personas abundantes, saben que la riqueza no se trata sólo de ellos, sino que saben que esa riqueza debe añadir valor a la vida de otros. Es por ello que compartir es otro de los principios que sostiene a la abundancia.
Si la motivación para adquirir riqueza o éxito proviene de una raíz negativa, es decir, a partir del miedo, la rabia o la necesidad de demostrar, el dinero o la riqueza nunca reportarán felicidad.
La prosperidad y la abundancia, en principio, no es algo que haya que ir a buscar afuera, la abundancia es una forma de estar en el mundo, una manera de verse a uno mismo y a los demás.
POR JORGE IVÁN DOMÍNGUEZ
DIRECTOR DE INFORMACIÓN DEL HERALDO DE MÉXICO TELEVISIÓN
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