Dos eventos marcaron la agenda mediática de la semana, aunque dispares entre sí, como trataré de exponer más adelante, tuvieron un destinatario común, el presidente López Obrador. En ambos casos el mandatario fue objeto de expresiones que buscaban ridiculizarlo.
El primer caso fue con el actual delegado del gobierno interino de Bolivia y expresidente, Jorge Quiroga, quien llamó al Presidente mexicano “cobarde y matoncito”; declaración que se entiende pudo ser motivada por el apoyo mostrado por el gobierno mexicano a Evo Morales.
Si bien es cierto que se tomó partida en un asunto de política interna boliviana, decisión que hasta hoy se sigue discutiendo si fue acertada o no; nada justifica el nivel de las expresiones del ex presidente. Se pueden decir las cosas sin la necesidad de llegar al insulto. Esta falta de diplomacia, inició una cadena de sucesos que se constituyen como un episodio lamentable en las relaciones México-Bolivia, naciones que por su historia, deberían estar hermanadas en sus pueblos y gobiernos. Algún beneficio para cualquiera de los involucrados se antoja difícil, más bien habrá que estar pendientes de las consecuencias.
El actual gobierno de Bolivia percibe una afrenta directa en las acciones tomadas por México en torno a Evo Morales y sus colaboradores, solo así se entiende lo ríspido de sus declaraciones, ojala que los encargados de la política internacional de ambos países encuentran una solución al conflicto.
Lo cierto es que estamos inmersos en una disputa internacional por decisión propia, solo el tiempo y los resultados nos dirán si se hizo lo correcto, si se atendió más a un tema moral que a uno práctico, no está mal, siempre y cuando no se vea afectado el interés común.
La otra crítica vino de un comediante mexicano, El Costeño lleva años dedicado al espectáculo con cierta popularidad, en una de sus presentaciones dijo un chiste del presidente, cuando este se viralizó, empezó a recibir críticas, intimidaciones y hasta amenazas en sus redes sociales.
Lejos de amedrentarse, respondió a través de twitter: “Huuuuyyyy la chairiza se ofendió por hacer chistes del presidente”, “perdonen por no haber asistido al adoctrinamiento donde enseñaron que todos debíamos estar de acuerdo”. El humor de El Costeño puede gustarnos o no, pero en algo tiene razón.
No estamos obligados a pensar igual, ejerció mediante la comedia, una crítica al poder político, como muchos otros comediantes se han burlado de muchos otros políticos, no sé si lo hizo con el mejor tino, yo en lo personal creo que no, pero al fin y al cabo está en su derecho.
Las expresiones vertidas por Jorge Quiroga y por El Costeño, son diametralmente distintas, el primero lo hace en representación de un gobierno y debería haber cabido en él la prudencia, el segundo lo hace desde la “libertad de expresión del humor”. No se pueden medir ambas expresiones de la misma manera; la primera se repudia y la segunda se tolera.
POR HÉCTOR SERRANO AZAMAR
COLABORADOR
@HSERRANOAZAMAR
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