La decisión de haber traído con alfombra roja a Evo Morales está resultando cada día más costosa para la cuarta transformación.
No bastó con el ridículo y la incongruencia que significó abrir las puertas a quien fuera acusado de violar la democracia en las elecciones más importantes de su país, ahora, lejos de olvidarse, ha traído ofensas al Presidente y los mexicanos, así como disputas y malentendidos con otras naciones.
Esta semana, se estuvo denunciando en redes un hostigamiento policiaco por parte de las autoridades bolivianas en la residencia oficial de nuestra embajadora en dicho país, a lo largo de varios días, se mantuvo el asedio.
Después, se dio a conocer que fue la visita de Cristina Borreguero, encargada de negocios de la representación española, la que habría generado la molestia de las autoridades bolivianas, toda vez que la acusan de querer extraer a refugiados bolivianos de la antigua administración.
En resumen, la situación diplomática que se vive con Bolivia va más allá de la tensión mediática, pasando a las acciones y reclamos ante instancias internacionales, además de faltas de respeto al presidente, las cuales, resultan inadmisibles independientemente de la situación.
Para pedir respeto, hay que ofrecerlo primero.
De por sí, la imagen de México no se encuentra en su mejor momento, toda vez que nuestro representante ante la República Argentina tuvo a bien robarse un libro de una famosa librería, y como si fuera broma, intentó robarse una playera en el aeropuerto previo a su regreso a nuestro país.
Afortunadamente su tercer acto fue presentar su renuncia y, aunque quisieron nombrar a la obra con alguna enfermedad, muy pocos compramos esaversión.
En fin, por fortuna, este primer año se ha encargado de demostrarle a la actual administración que cada acción tiene consecuencias, sobre todo cuando quieren rebasar los límites y alcances.
Aún quedan muchas lecciones por aprender, estoy segura que este año tampoco será fácil pero tengo fe en que algo habrán aprendido de los errores de este año.
Al final, no debemos olvidar que los errores de quienes nos representan repercuten sobre todos nosotros, las malas acciones nos dejan en vergüenza a todos y sobre todo, en un tiempo ellos se van, pero lo malo y bueno se queda.
Así que, más allá de los reclamos y las burlas que puedan generarse, aprovechemos este fin de año para recapacitar, dicen que nunca es tarde.
Seguro que todos podemos hacer las cosas mejor, en todos los ámbitos posibles.
Exijamos pero seamos mejores, señalemos pero cambiemos primero. Más vale pequeñas acciones que grandes intenciones.
¡Mis mejores deseos para este 2020! Nos leemos entonces.
POR AZUL ETCHEVERRY
AETCHEVERRYARANDA@GMAIL.COM
@AZULETCHEVERRY
abr