En este momento estamos ante una recesión global. Durante 2019, el mundo creció sólo 2.5%, lo que representa la menor tasa de expansión desde la última crisis financiera y económica mundial, ante la desaceleración generalizada tanto de las economías desarrolladas como de las emergentes, como lo ha declarado recientemente Alicia Bárcena, titular de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, la CEPAL.
La estimación de crecimiento económico de México para 2019 fue recortada por dicho organismo a 0.0%, desde una expectativa anterior que pronosticaba 0.2%. También se estimó que el próximo año la economía mexicana crecerá 1.3%.
Sin embargo, a pesar de la situación de estancamiento de la economía mexicana a la sombra del contexto mundial, podemos destacar, bajo la Administración de la 4T, que en este momento el país tiene, sobre todo: estabilidad macroeconómica, no hay fuga de capitales ni hiperinflación, y tenemos finanzas públicas estables.
Todo ello tiene que ver con que estamos avanzando con la ruta elegida de nuestro gobierno, encaminada a reestructurar el gasto público con un programa de austeridad republicana, no condonación de impuestos y perspectivas de recaudación fiscal mejores, para obtener recursos de arranque con los cuales cubrir los objetivos sociales.
En este sentido, en el gobierno encabezado por el presidente Andrés Manuel López Obrador tenemos un entorno macroeconómico estable ante un estancamiento que podemos interpretar como el preludio del próximo crecimiento económico de México, encaminados a impulsar la economía el año que entra.
En ese contexto, con la ratificación del T-MEC, se prevé el impulso a la inversión junto con el efecto positivo de los proyectos considerados en el Acuerdo Nacional de Inversión en Infraestructura del Sector Privado.
Con la firma del 9 de diciembre en Palacio Nacional, estamos cada vez más cerca de la ratificación del acuerdo por los tres países, con la posibilidad ahora más real de que entre en vigor a mediados de 2020. Los resultados de impacto económico que se obtendrán con la firma del T-MEC son: reforzar la estabilidad macroeconómica y consolidar las perspectivas de crecimiento económico.
Es decir, que la relación comercial entre México y Estados Unidos será de total integración e interdependencia en varias cadenas de suministro, sobre todo en el sector industrial, lo que garantizará un ecosistema industrial integrado, que impulsará el crecimiento del país y alentará la actividad productiva.
Los flujos de inversión extranjera aumentarán, principalmente, en el sector manufacturero. Crecerá el ingreso y habrá un mayor consumo. También se prevé la cancelación de los aranceles al acero y el aluminio. El tipo de cambio será estable y aportará certidumbre general, y las inversiones ya establecidas en México se consolidará y crecerán.
Por todo ello, en el Senado de la República estamos convencidos que el T-MEC será un tratado comercial de grandes dimensiones y que ayudará a impulsar el crecimiento económico de las tres naciones.
POR ALEJANDRO ARMENTA MIER
PRESIDENTE DE LA COMISIÓN DE HACIENDA DEL SENADO
@ARMENTACONMIGO
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