Este año marcó una ruta en el mundo en la que el malestar social se volcó a las calles, se manifestó en las urnas y llamó la atención de los gobiernos, que no acaban de entender a qué se enfrentan. En donde gobierna la izquierda gana la derecha, y viceversa; en algunos lugares el populismo se arraiga, en otros el autoritarismo se venera y, en todos, la democracia liberal se nota desgastada.
La crisis en Venezuela puso a Maduro en las puertas del exilio, mientras Guaidó intentó todo por hacerse del poder, sin éxito. En Bolivia se la acabó la dictadura a Evo, y en Ecuador, Perú, Colombia y Chile, las protestas llegaron a las calles: los gobiernos buscan recaudar más, pero la gente no ve resultados. En Brasil reventaron a la izquierda y encumbraron a Bolsonaro, mientras que, en sentido contrario, en Argentina sacaron a Macri y regresaron a Cristina y el peronismo, significando un nuevo capítulo de la izquierda en este desmemoriado país andino.
En Estados Unidos, Trump está viviendo un áspero mandato lleno de desencuentros, y rumbo a la reelección, sigue animando la agenda mundial más por el factor sorpresa que por su visión. Mención aparte merece Nancy Pelosi quien, a sus casi 80 años, se ha convertido en un muro impasable para el presidente. En Europa, el Brexit no acaba de concretarse y en Francia, a pesar de la ocupación de los chalecos y el incendio de Notre Dame, las aguas se han apaciguado para Macron, quien busca consolidar su liderazgo continental mientras Merkel y su capacidad se despiden, una mujer que seguramente se extrañará.
Putin y Xi observan el desgaste de las democracias liberales y consolidan su poder para planear el rumbo de sus países y alimentar las aspiraciones de sus ciudadanos, pero en Hong Kong la violencia social permanece, Siria sigue desmoronándose y el cambio climático alimenta protestas en todo el orbe; el malestar de la clase media mundial es general. La era de la información es hoy también la era de la híper-frustración, provocada por esa distorsión entre lo que parece alcanzable y la realidad de las personas.
Finalmente, en México, el gobierno de López Obrador, un tanto apartado del mundo, disfruta del bono de confianza de los ciudadanos. A pesar del cambio de régimen en curso, el país resiste, y la esperanza que muere al último alimenta a un país que ha hecho de la paciencia símbolo de concordia.
La nueva década prepara nuevos protagonistas. Tendremos Juegos Olímpicos de verano e invierno en Japón y China, estará la Expo Universal 2020 en Dubái y el Mundial de Qatar en 2022 será señal inequívoca de hacia dónde soplan los vientos de progreso. Los gobiernos occidentales están quedando expuestos ante los cambios y avances que suceden en el medio y lejano oriente.
Así pues, el 19 quedará marcado como el año en donde se empezó a acabar la paciencia. Los gobiernos deben empezar a hacer su tarea.
POR JAVIER GARCÍA BEJOS
COLABORADOR
FACEBOOK: JAVIER GARCÍA BEJOS
@JGARCIABEJOS
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