América Latina ha sido por décadas una región turbulenta, donde la única constante es la rapidez del cambio.
Para muchos expertos 2019 no fue la excepción sino el anuncio de una nueva era de cambios. Y 2020 promete más de lo mismo.
Parte del problema es la situación económica internacional, que afecta los precios de las materias primas exportadas por Latinoamérica, que los últimos 20 años ayudaron al ascenso económico de la región pero también profundizaron, o al menos agudizaron la conciencia en torno a problemas de concentración de la riqueza.
Agréguense también desastres naturales, como la sequía que ya hace años afecta a partes de Centroamérica, y hechos por el hombre, como los problemas creados por regímenes ineptos a izquierda y derecha, para dibujar un panorama complicado.
Y si a ello se agrega el rejuego de las potencias las cosas se complican mas: los Estados Unidos parecen querer revitalizar la Doctrina Monroe pero no invertir mucho en ello; Rusia quiere jugar un papel en la región pero sus capacidades parecen limitarse a gestos simbólicos -como de vez en cuando enviar un barco de guerra o aviones a visitar países amigos en el Caribe - favorecidos por aquellos que sienten nostalgia por la Union Soviética.
China se ha convertido en el gran rival económico de los Estados Unidos, pero parece un tanto cautelosa respecto a sus posibilidades de acción en América Latina, donde sus inversiones y por ende sus posibilidades de influencia política son cada vez mayores.
El panorama regional es todo menos tranquilo.
Las inesperadas crisis en Chile y Bolivia marcaron el año 2019 y las posibilidades del retorno político del boliviano Evo Morales, obligado a renunciar en noviembre, pueden ser uno de los putos notables de un 2020 que se anuncia complicado.
Hace años se decía que los bolivianos eran "mendigos en una silla de oro", pero luego de los 14 años del económicamente exitoso régimen de Morales el título parece haberse trasladado a Venezuela.
En Venezuela no parece tener fin la tragicómica situación creada por el choque entre un gobierno tan inef¡ciente como corrupto -pero "de izquierda"- y una oposición tan ineficaz como desunida -pero "de derecha"-.
En Argentina el nuevo gobierno trata de sortear una complicada situación económica -representada por lo pronto en diez tipos de cambio distintos- y tal vez política, por supuestas rivalidades entre el presidente Alberto Fernández y su vicepresidenta (y ex-presidenta) Cristina Fernández-Kirchner.
En Colombia, el proceso de paz no caree ir bien sin el abierto apoyo del presidente Iván Duque, mientras Perú enfrenta eleciones legislativas que tal vez podrían dar mayor fuerza al gobierno del presidente Martín Vizcarra; el ecuatoriano Lenin Moreno trata de superar aún los problemas de su rivalidad con Rafael Correa y la oposición de izquierda a sus propuestas.
Brasil, Centroamérica y México merecen un texto aparte.
Por: José Carreño Figueras
POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
JOSE.CARRENO@HERALDODEMEXICO.COM.MX
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