Es inaceptable el incremento al transporte público en el Estado de México, en primer lugar, porque es pésimo, inseguro, se trata de la peor forma a las usuarias y usuarios, pero, sobre todo, porque hoy la Secretaría de Movilidad y los “empresarios” del transporte no tienen el pretexto de la inflación o el incremento de los precios en los combustibles. Por lo tanto, es sencillamente un insulto y una absoluta falta de solidaridad del gobierno con las y los gobernados.
Y esto, ¿por qué es un asunto de todas y todos? Porque la problemática del transporte en el Estado de México es de mayor fondo que únicamente un tema de tarifas. Se trata de la ausencia absoluta de una política seria de movilidad. Hoy formamos parte de una megalópolis con la Ciudad de México y resulta imposible no hacer una comparación.
No hay un fomento real al transporte no motorizado. El Mexibús es una copia mal instrumentada del Metrobús, porque no se reordenaron las rutas y lo que obtuvimos fue una reducción para un carril “confinado” que sigue siendo invadido; mientras en la ciudad hay ampliaciones al sistema Metro, acá hay una larga promesa que sólo será viable por la intervención de AMLO, quien también tuvo que rescatar la escandalosa corrupción del tren interurbano. Así que hay que decir las cosas como son: Aquí no hay secretario de Movilidad; lo que tenemos es un burócrata que está de florero.
En concreto, el tema de este aumento a las tarifas tiene que ver con el “acuerdo” alcanzado con los empresarios (mafias) del transporte, con un supuesto compromiso de mejorar el servicio. Esto no es nuevo; ya se había anunciado que los transportistas deberían hacerse cargo de la instalación de cámaras y botones de pánico, lo que derivó en protestas de este sector.
Es importante recordar que en ese momento, el grupo parlamentario de Morena intervino para que los transportistas no fueran obligados a comprar estos equipos con un solo proveedor, como pretendía la Secretaría de Movilidad, derivado de que los vendían con sobreprecio de doscientos o trescientos por ciento.
Esta vez, el grupo parlamentario de Morena, salvo honrosas excepciones, ha guardado silencio, incluso el presidente de la Comisión de Comunicaciones y Transportes, que no pierde oportunidad para sacarse fotos y hablar de su gran relación con los “empresarios” del transporte. Que el gobierno del estado sea cómplice de estas mafias es entendible, pues son parte de su clientela electoral, pero que lo hagan los representantes formales de las mayorías, es inaceptable.
Hasta la autoproclamada poderosa, experimentada y de altos vuelos Junta de Coordinación Política nos mostró que otra de sus características es que también es muda cuando quiere y sorda casi siempre.
Lo que queda es responder al cinismo del secretario Raymundo Martínez y su declaración de 24 pesos —que, dice, debe ser el mínimo en la tarifa— con movilización… Al tiempo.
Por Daniel Serrano
Liderazgo político de izquierda en el Edomex
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