El sabiondo del futbol

SI EN LA CANCHA NO PUDISTE TRASCENDER, te cuento la historia de cómo puede lograrse desde otra trinchera

Siempre fue un tetazo. Cachazapes le decían algunos. Su infancia y adolescencia fue un infierno, víctima constante de lo que ahora llaman bullying. Su interminable sueño por jugar bien al futbol, nada más era eso, un sueño.

Calientabancas constante, siempre regresaba a casa con el uniforme limpio y los tacos sin un solo raspón. Estaba en el equipo de la primaria y secundaria porque a los entrenadores no les quedaba de otra, no podían negarle la entrada a ningún alumno; eso sí, nadie les podía obligar a que en los partidos de los campeonatos que disputaban todos ingresaran a jugar.

Todo lo mal que lo pasaba en los salones de clases, al ser molestado sin parar por sus crueles compañeros, todos esos fines de semana de aburrimiento, en los que nunca lo invitaban a ninguna fiesta, todo empeoraba al verse relegado a la banca, siempre a la banca de su equipo de futbol.

Se esforzaba como ninguno en los entrenamientos; después de clase practicaba y practicaba en el jardín del edificio donde vivía, pero no, nomás no lo metían.

La noche antes de cada partido se imaginaba que ahora sí jugaría; se veía cómo era llamado por el entrenador para entrar de cambio, y desde que pisara el pasto la rompía. Sorprendería a todos, lo abrazarían con su gol del triunfo, y entonces sus compañeros ya no lo molestarían; cada fin de semana tendría una fiesta diferente… pero no, nunca dejaba la banca.

Su autoestima estaba despedazada. Su fracaso futbolero le dolía hasta el alma.

Para la preparatoria ya no pudo más, entendió que querer jugar al futbol solamente le agregaba más dolor a su existencia. Terminó con las horribles ignoradas de sus entrenadores, con las absurdas ilusiones de ser abrazado por sus compañeros después de un gol, con la inútil esperanza de ganar admiración por su desempeño en la cancha.

Si nunca iba a jugar, ni sería popular, demostraría desde su soledad que destacaría en el futbol estudiando, viendo todo, leyendo sin parar, memorizando. Desde los medios de comunicación demostraría que sabe de fut, y destacaría en él, mucho más que sus entrenadores que lo ignoraban, más que sus compañeros que nunca estaban en la banca.

¿De esos entrenadores de pacotilla, cuántos iban a destacar? ¿de aquellos niños titulares, cuáles llegarían a profesionales? Él sí, el mundo del futbol lo reconocería por todo lo que sabe, por toda su gran memoria, por sus conocimientos enciclopédicos. Estaría en los mejores programas de TV, escribiría en los mejores diarios, opinaría en los más exitosos programas de radio….

Y, sí, así fue, sin saber pegarle a un balón correctamente, sin haber experimentando nunca cómo se plantea una alineación, sin entender la presión de buscar desesperadamente la victoria, terminó viviendo del futbol, no como esos jugadores y entrenadores de sus años de infancia, que se terminaron volviendo abogados, arquitectos, o ingenieros.

POR PONCHO VERA
@PONCHOVPOF

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