T-MEC: acuerdo con maña

Funcionarios mexicanos como la Iniciativa Privada se dijeron desconocedores del último texto

La reciente firma de parte de los gobiernos de Estados Unidos, México y Canadá del nuevo tratado comercial fue una noticia que a muchos sorprendió, pues dada las trabas y entreveros políticos parecía que la aprobación de parte del gobierno de lo EU iba para largo. La noticia dada a conocer, el 10 de diciembre, causó entusiasmo, en particular para el gobierno mexicano que había esperado por más de un año que dicho suceso cristalizara, pues ello, sería puntal para generar certidumbre en atracción de inversión hacia el país.

Fue tan repentina la firma del T-MEC, que tanto funcionarios del gobierno mexicano como la Iniciativa Privada se dijeron desconocedores del último texto de dicho acuerdo, el cual había sufrido modificaciones del Congreso de Estados Unidos. Pero al final de cuentas, la mayor parte de los involucrados se decían satisfechos de que por fin se había logrado renovar la sociedad comercial entre los tres países.

Tomando en consideración que el Partido Demócrata de EU se oponía a la firma del T-MEC aduciendo el incumplimiento de normas laborales por parte de la industria mexicana, a todo mundo parecieron curiosas las declaraciones de Nancy Pelosi, líderesa de ese partido en la Cámara baja, jactándose de que con las reformas en materia laboral sugeridas por su partido y aprobadas por el gobierno, le habían comido el mandado al Partido Republicano, y, por supuesto, a Trump.

Así las cosas, todo mundo celebraba, aunque quedaba la duda de lo manifestado por Pelosi. No pasaron más de dos días, a partir de la firma, en que salió el peine de lo que realmente había pasado y lo que en gran parte explicaba los porqués de la tan repentina aprobación al texto del tratado por parte de los demócratas y con ello del gobierno de EU. Sucede, según se arguye, que los negociadores mexicanos no advirtieron que el texto final de la Ley de Implementación del T-MEC que se presentaría ante el Congreso de EU incluye un apartado que considera la facultad para que funcionarios del gobierno norteamericano puedan llevar a cabo inspecciones laborales en México en los sectores : automotriz, eléctrico-electrónico, aeroespacial, alimenticio, call centers y aluminio y acero, lo que facilita al gobierno de EU sancionar a México bajo cualquier pretexto de tipo laboral.

Para las autoridades mexicanas, dicho apartado, según se ha declarado, nunca se acordó previamente, lo que, como lo señaló el subsecretario para América del Norte "expresa desconfianza" de EU hacia México. Una vez desmenuzadas las razones que dieron cauce a la súbita firma del nuevo tratado, así como la real interpretación de los comentarios de Pelosi, se podría concluir que las pérdidas y ganancias derivadas de este proceso para los partidos políticos no reflejan otra cosa que el inicio de "golpes bajos" con miras a las presidenciales en 2020.

Trump usará la firma del nuevo tratado para ratificar ante su electorado el cumplimiento de la promesa de su pasada campaña de destruir el TLC, que a su parecer, era nocivo para los trabajadores. Los demócratas arengarán que gracias a ellos el T-MEC guarda provisiones de carácter laboral cuya finalidad es proteger las fuentes de trabajo.

POR AGUSTÍN GARCÍA VILLA
*ANALISTA ECONÓMICO
abr