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Enlace Comexi: Los BRICS en Brasil, entre pragmatismo y discordancia

Son un poderoso actor de contrapeso mundial. Su realce geopolítico se visibiliza con la intención de China de conectar a Asia con África y Europa vía la nueva Ruta de la Seda

OPINIÓN

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Tras la cancelación de las Cumbres del APEC y la COP25 en Chile, Brasil atrajo los reflectores internacionales al presidir los trabajos de la Cumbre de los BRICS del pasado 13 y 14 de noviembre. Un bloque político que en sus 10 años de existencia demanda una reforma al sistema de gobernanza económica mundial y la remodelación de la toma de decisiones. 

Aunque no es un grupo monolítico ni homogéneo de naciones, se les sitúa en una misma canasta debido a sus atributos geográficos, bonos poblacionales, abundantes recursos naturales y destacadas capacidades militares, científicas y tecnológicas que sintonizan sobre un mismo reclamo: volcar las reglas del juego económico occidental que distan de reflejar el ascenso de las economías emergentes en las relaciones de poder y que han conducido a un mundo asimétrico y dispar. Un anhelo que se entrecruza con el grito actual de las clases medias agobiadas y frustradas por la desigualdad, el estancamiento de su poder adquisitivo y el desnivel en la distribución de la riqueza. 

 Pese a su declive económico y sus enormes diferencias, los BRICS son un poderoso actor de contrapeso mundial. Su realce geopolítico se visibiliza con la intención de China de conectar a Asia con África y Europa mediante la nueva Ruta de la Seda; el posicionamiento de Rusia como el mandamás en Medio Oriente por la retirada de Estados Unidos de Siria y su renovado interés en África –firmó acuerdos con más de 40 gobiernos en materia militar, petrolera y minera–; el arrojo de Sudáfrica de obtener un asiento no permanente en el Consejo de Seguridad para el bienio 2019-20; y el poderío nuclear de la India, que ha incrementado sus bases militares.

 Empero, la Presidencia de Brasil ha desunido el grupo: Jair Bolsonaro desdeña el multilateralismo, coquetea con Israel y Arabia Saudita (antagónicos a los ojos de los demás), evade la lucha contra el cambio climático y admira a Donald Trump, con quién está negociando un acuerdo comercial, que podría incitarlo a abandonar el Mercosur. Además de lo anterior, los divisores se asoman sobre el tema-bomba de Venezuela, pues Bolsonaro fue el único líder de los BRICS que reconoció a Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela. Mientras que Brasil busca integrarse a la OCDE con la venia trumpista, de manera simultánea negocia un acuerdo comercial con Beijing. ¿Será éste el reclamo que le hará Trump a Bolsonaro cuando se reúnan el 25 y 26 de noviembre en la Casa Blanca?

De forma irónica, fue en Brasil, durante la Cumbre de Fortaleza en 2014, cuando se crearon dos importantes instituciones –el Nuevo Banco de Desarrollo y el Acuerdo Contingente de Reserva– que irrumpieron contra el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional; y es en el mismo Brasil cuando el bloque parece más discordante.

POR RINA MUSSALI
ASOCIADO COMEXI
@RINAMUSSALI



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