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Más allá de Evo Morales, el refugiado fifí

En México, el rechazo a la inmigración pasó de 30 a 60 por ciento

OPINIÓN

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El gobierno mexicano tiene la oportunidad de demostrar que es más que un animal político que se inclinó en los últimos días por la izquierda ultra latinoamericana al ofrecer ayuda al expresidente bolivariano Evo Morales antes de que éste la pidiera.

Podría dotar de un buen presupuesto a la Comisión Mexicana de Ayuda al Refugiado (Comar) y sacar adelante los miles y miles de casos de gente pobre que pide un espacio en este país.

El titular de la Comar, Alfonso Ramírez lleva meses gritando a los cuatro vientos que, a pesar de las reuniones y cafés que se ha tomado con los legisladores de la Comisión de Asuntos Migratorios, el presupuesto proyectado para 2020 sigue siendo poco más que ridículo: 27.3 millones de pesos frente a los más de 100 millones que se necesitan como mínimo.

La expresidenta izquierdista de Chile, Michelle Bachelet, soltó en estos meses preocupantes declaraciones sobre el desdén de México por los refugiados y calculó que aquí se les ha dado portazo unos 35 mil personas, cuya vida se encuentra al límite, pero que se les impidió el paso con la Guardia Nacional en la frontera sur.

En 2014, México tenía sólo dos mil 136 solicitudes de refugio, pero este año se prevé que cerrará con 80 mil casos y un 80% de rezago con un variopinto de culturas que no se puede ignorar.

Por igual se podrían integrar a México centroamericanos, brasileños, colombianos y otros radicales como asiáticos, africanos y hasta europeos que llegaron a este país que cada día se revela más racista.

Según la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México, el rechazo a la inmigración pasó de 30 a 60% en el último año, mientras la Conapred documetó en un estudio reciente que los mexicanos creen lo peor de los extranjeros pobres que quieren vivir aquí: Que son delincuentes, que son una invasión, que si entra uno llegarán hordas y que les quitarán camillas en los hospitales o empleos y que traen enfermedades.

Si Evo Morales es un doble juego de la 4T para balancear políticamente su coqueteo con Donald Trump para que no se caiga el Libre Comercio es otra cosa. Ya pagará el costo político, si es que lo hay. Mientras tanto hace falta ir más allá de los asilados fifís y atender de la manera más digna posible a los solicitantes de refugio que son lumpen.

Y no sólo en su propio territorio, sino fuera de él: no olvidemos que en EU hay miles de desplazados mexicanos que huyeron de sus tierras por intimidaciones de criminales que retozan en la impunidad. A esa gente que quedó indefensa se les niega hoy el refugio en el norte: 99% de ellos son rechazados y tiene que regresar para poner su pellejo en peligro. Sin los guaruras del Estado que sí tiene la carta política de Sudamérica.

Por el bien de México, primero los refugiados pobres. 

 

POR GARDENIA MENDOZA

PERIODISTA

ORBE@HERALDODEMEXICO.COM.MX

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