Está por cumplirse un mes de que la agenda política y mediática se le escapó de las manos al presidente López Obrador. Desde principios de octubre no ha logrado imponer la agenda como le gusta y lo había hecho muy bien.
Primero fue el débil y muy cuestionado informe sobre los resultados de la estrategia de seguridad. Mientras Alfonso Durazo hacía malabares con las cifras delictivas, 14 policías estatales de Michoacán eran asesinados en una emboscada. Días después, el 17 de octubre, las fuerzas federales fueron humilladas tras el fallido operativo en Culiacán.
Alfonso Durazo, el principal responsable del ridículo, mintió, manipuló y ocultó información del caso. Quedó exhibido como incompetente y mentiroso. El gobierno de López Obrador fue atacado como nunca antes y la crisis se prolongó por casi tres semanas.
Luego, la masacre de tres madres y seis niños mormones de la comunidad LeBarón, entre Sonora y Chihuahua. El gobierno de la cuatroté se tambaleaba por lo duro y lo tupido.
Aún no nos reponemos de la inédita forma en que protestó Rosario Piedra Ibarra como presidenta de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. Su imposición ordenada por López Obrador sorprende e indigna.
En medio de todo esto estalló la crisis política en Bolivia y le vino como anillo al dedo al gobierno mexicano. El canciller Marcelo Ebrard —el más avezado en el gabinete— se montó al tema sin dudarlo y condenó un golpe de Estado que aún no se consumaba. Antes de que el propio Evo Morales lo pidiera, Ebrard le ofreció asilo político en México.
El guion era perfecto. Había que salvar la vida de este indígena convertido en Presidente, aunque no hubiese evidencia de que estuviera el peligro. Había que darle trato de héroe a un delincuente electoral que violó su propia Constitución, ignoró un referéndum que lo repudió y manipuló a las instituciones para perpetuarse en el poder.
Un jet ejecutivo de la Fuerza Aérea Mexicana inició un periplo que duró casi 18 horas y requirió intensas gestiones diplomáticas con varios países sudamericanos para Salvar a Evo. La novela tuvo un final feliz. El excampesino cocalero está en México, instalado con todo lo necesario en una residencia proporcionada por el gobierno de la 4T y resguardado por la policía militar.
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BON APPÉTIT: Se publicó la encuesta “México elige”, de noviembre 2019. Arroja que la seguridad es el principal problema del país (37%), seguido por la corrupción (19%). La economía (49%) y la seguridad (35%) son los principales problemas de las familias mexicanas. La calificación de AMLO fue de 49.2 y su aprobación de 52.2. La aprobación de los gobernadores es: Aguascalientes (60.2), Sinaloa (60.0), Querétaro (58.5), Baja California Sur (58.4) y Yucatán (57.1). A destacar que el operativo fallido del gobierno federal en Culiacán no le hizo mella al gobernador Quirino Ordaz, quien se mantiene en segundo lugar de aprobación.
POR ALEJANDRO CACHO
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