Para Colin Powell, uno de los más prestigiosos militares y funcionarios públicos de EU, el problema con Donald Trump es su forma de actuar y definir política.
"La Constitución dice: "Nosotros, el pueblo", no: "Yo, el presidente", dijo en una reciente intervención por televisión.
La crítica de Powell, exjefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas y exsecretario de Estado, refleja la creciente impresión de crisis política y constitucional que rodea las acciones de un mandatario al que estadounidenses y extranjeros acusan de haber convertido a su país en un aliado desconfiable, en aras de su interés político personal.
La impresión no es nueva y de hecho ya había una serie de señalamientos, pero fue reforzada por el escándalo creado alrededor del llamado telefónico al presidente de Ucrania, Volomir Zelezny, en el que Trump sugirió efectivamente una investigación de corrupción en el trabajo en ese país de Hunter Biden, hijo del exvicepresidente y aspirante presidencial demócrata Joseph Biden. Las sospechas creadas por el tono de "quid pro quo", de intercambio de favores, empujaron a la mayoría demócrata a iniciar una investigación que podría llevar a un juicio de impugnación contra Trump.
El mandatario y sus aliados han resistido y efectivamente evitado toda colaboración con la pesquisa.
Pero el fin de semana el propio Trump elevó la apuesta, cuando anunció un retiro de tropas estadounidenses de la frontera siria, donde son tanto parte de la alianza para combatir los restos del "Califato" creado por el grupo del Estado Islámico, como catalizador y separador en la cooperación de dos enemigos históricos, Turquía y el grupo étnico kurdo, aliados circunstanciales frente a un peligro común.
La decisión fue interpretada como una traición a los kurdos y una "luz verde" para que el gobierno turco los ataque.
Trump había prometido desde su campaña que buscaría desenredar a Estados Unidos de una región donde ve pocas ganancias, pero donde se convirtió de hecho en el eje de una alianza que muchos quieren ver como un muro de contención a la influencia de adversarios como Irán y Rusia.
La decisión de Trump, que sorprendió a expertos dentro y fuera de Washington, causó una tormenta política que reforzó la imagen de que Estados Unidos es un aliado en el que no se puede confiar.
En lo externo el anuncio llamó la atención y caldeó ánimos, pero ya no fue una sorpresa. Después de todo, Trump ha abandonado acuerdos internacionales como el de París, contra el cambio climático; objetado un difícilmente alcanzado convenio nuclear con Irán, o desestabilizado acuerdos militares y comerciales.
La imagen fuera de Estados Unidos es cada vez más de un aliado poco confiable, mientras que dentro del país se atribuye a las caprichosas decisiones de un mandatario que parece considerar su conveniencia política como razón suprema del gobierno estadounidense.
POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
JOSE.CARRENO@HERALDODEMEXICO.COM.MX
@CARRENOJOSE1
lctl