El 29 de octubre se conmemora el Día Mundial del Infarto Cerebral, un día sin duda importante para mí, y seguramente para millones de mexicanos, ya que, si bien no es un padecimiento que reciba mucha atención, nos impacta a todos. Le cuento…
Estudios recientes indican que el infarto cerebral o embolia, como comúnmente se le conoce, cobra una vida cada cuatro minutos en el mundo, y en México, está dentro de las cinco primeras razones de mortalidad y es el principal motivo de discapacidad en adultos.
Sin embargo, la realidad es que mucha gente desconoce la enfermedad y cuando se presentan sus síntomas no son tomados con la severidad que debería.
El infarto cerebral ocurre cuando un coágulo obstruye el flujo sanguíneo de una arteria en el cerebro, y se estima que, por cada minuto que pasa durante esta obstrucción, 1.9 millones de neuronas mueren, por lo que es fundamental acudir a los servicios de emergencia dentro de las primeras cuatro horas de iniciados los síntomas. Con esto, se pueden reducir la mortalidad y discapacidad asociadas.
Ésta es una realidad que vivimos todos los días las familias de los sobrevivientes de un evento así. Más de la mitad de quienes lo sufren queda con alguna discapacidad, y un tercio precisa de ayuda de cuidadores para realizar sus actividades básicas. A esto le debemos sumar la carga emocional, económica y social que implica para el paciente y su familia.
Se estima que el costo del cuidado de quien sobreviva un infarto cerebral supera los 600 mil pesos al año, considerando medicamentos, terapia física y cuidados extras. Esto convierte al infarto cerebral en una enfermedad catastrófica, o lo que es lo mismo, consume más de 30% del ingreso familiar.
Si bien tenemos esta información disponible, es una realidad que sólo quienes han atravesado por esta situación saben realmente las implicaciones emocionales, sociales y familiares que conlleva para los seres queridos.
La calidad de vida se ve comprometida desde el momento del diagnóstico, y la calidad de vida de todo el círculo social, también.
Ante este difícil panorama, la prevención es clave, así como el que la gente conozca sobre sus síntomas y qué hacer cuando se presentan.
Por ello es que el rol que juegan campañas de salud como la Estrategia CAMALEÓN del acrónimo CAra (CAra colgada), MAno (MAno pesada), LEngua (LEngua trabada) y ON (acciÓN), que indica llamar al 9-1-1 o acudir lo antes posible a los servicios de emergencias de un centro hospitalario, que tenga un protocolo de atención del infarto cerebral.
Además, este esfuerzo conjunto ha conseguido que actualmente existan 230 hospitales públicos y privados en todo México, capacitados para manejar apropiadamente esta condición.
Cuando ocurre un infarto cerebral, ocasiona momentos de miedo e incertidumbre, pero sin duda es el amor que comparten los pacientes con sus familias y amigos el mejor tratamiento disponible.
POR AZUL ETCHEVERRY
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@AZULETCHEVERRY
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