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Ventajas del turismo privado

Punta Cana no llega a ser territorialmente ni la tercera parte de Cancún

OPINIÓN

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En los años 60, una asociación de inversionistas estadounidenses compró una gran extensión de tierra en República Dominicana; tenían la idea de aprovechar los árboles maderables y comercializarlos en el mundo. Con el tiempo necesitaron unas cabañas para que los socios vivieran, y esto interesó a otras personas que llegaban al lugar a vacacionar; así nació hace 50 años Punta Cana.

Este destino de sol y playa en el caribe surgió casi al mismo tiempo que Cancún —la ciudad quintanarroense cumplirá medio siglo en abril de 2020— con capital privado exclusivamente, para la construcción de infraestructura, villas, hoteles, marinas, campos de golf y hasta un aeropuerto internacional que recibe más de 60 por ciento de todos los vuelos que aterrizan en ese país.

El inversionista mayoritario y creativo detrás de este lugar de ensueño es Frank Rainieri, quien tuvo el tino de enfocarse en el turismo de lujo y de aliarse con personalidades como Oscar de la Renta o Julio Iglesias, para atraer la atención del segmento Premium.

Punta Cana es la marca de un grupo empresarial situada en un cabo al este de ese país que no llega a ser territorialmente ni la tercera parte de Cancún (475.3 kilómetros cuadrados contra 1,664 kilómetros cuadrados), pero es un nombre tan poderoso, que los destinos aledaños como Bávaro, Cabeza de Toro, Arena Gorda o Uvero Alto —donde se encuentran más de 50 hoteles internacionales— se venden como Punta Cana.

La población que trabaja en el consorcio turístico dominicano más exitoso hace vida dentro de sus instalaciones, ya que tiene prácticamente todo: escuelas bilingües subsidiadas con servicio de desayuno y comida, transporte, iglesia, viviendas, por decir algunas prestaciones. Además, pensando en la plusvalía y comodidad de los clientes que tienen propiedades en el lugar, se mantiene un alto standard de seguridad privada y no existen casinos ni centros de diversión nocturnos.

El índice de marginación es cero, y la conciencia de sustentabilidad es alta, gracias a su Fundación Ecológica, que se dedica a la investigación y educación, asociadas a universidades de gran prestigio como Harvard o Columbia entre varias que se han encargado de lanzar programas como Descarga Cero, para minimizar la cantidad de desechos sólidos producidos por la empresa, hasta llegar al punto en que no se produzca basura.

También en 2012 instalaron una planta de biomasa con el fin de utilizar los residuos orgánicos en energía renovable. Y por otra parte, concientizaron a los pescadores de la veda de crustáceos; para ello crearon el plan de Casitas Langosta, ahora cosechan de manera sostenible poblaciones locales de langostas espinosas del Caribe. Pero el proyecto que más me entusiasmó fue el de apoyo a mujeres de la comunidad, con la capacitación y seguimiento en oficios varios como el de artesanías, que luego venden en las tiendas de la fundación.

POR EDGAR MORALES
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