Hoy se cumple una semana del peor ridículo del gobierno mexicano ante el narcotráfico. Iván Archivaldo Guzmán López pasó a la historia el 17 de octubre por haber doblegado al Estado mexicano por su capacidad violenta, mejor organización y amenazas.
Gracias a su habilidad para manejar la comunicación, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha logrado controlar la peor crisis de seguridad que ha enfrentado, a una semana del jueves negro en Culiacán. Hoy la discusión se centra en que el Presidente privilegió la vida frente a la captura de un delincuente, en lugar de hablar de las causas que provocaron esa disyuntiva.
No debemos perder de vista que estamos hablando del peor escándalo de seguridad en años. Fue la mayor muestra de debilidad del Estado mexicano… Fue una prueba de que el gobierno federal no pudo contra el crimen organizado y que dobló las manos ante los hijos de El Chapo.
Además, hay muchos vacíos de información en torno de este vergonzoso asunto. Uno de ellos, muy importante, es lo que hablaron por teléfono López Obrador y Donald Trump el sábado pasado, horas después de lo ocurrido en Culiacán. La versión mexicana de esa conversación sólo cita que el presidente Trump respaldó la decisión tomada por López Obrador. Aún no conocemos la versión de la Casa Blanca de esa misma llamada.
En febrero de 2017, hubo otra comunicación telefónica entre Trump y el entonces presidente Peña. “Tienen muchos bad hombres ahí”, reclamó Trump a Peña Nieto. “No están haciendo lo necesario para detenerlos. Creo que su Ejército está asustado. El nuestro no, así que podría enviarlo para que se haga cargo”.
En agosto pasado, Trump volvió a amenazar con tomar medidas contra México si no percibe un incremento en sus esfuerzos antinarcóticos durante los próximos 12 meses. “Sin mayor progreso durante el próximo año, evaluaré la determinación de que México ha fracasado evidentemente en el cumplimiento de sus compromisos internacionales antinarcóticos”, escribió Trump. Agregó que el gobierno de AMLO necesita incrementar sus esfuerzos para erradicar cultivos de amapolas, incautar drogas, abrir causas penales y embargar bienes de traficantes.
Con ese antecedente, es difícil creer que Trump sólo respaldó la decisión de López Obrador y no le hizo reclamo o amenaza alguna.
Como candidato, AMLO afirmaba que en este país no se mueve la hoja de un árbol sin que lo sepa el Presidente y hoy asegura que no fue informado del operativo fallido de la semana pasada. Aún no sabemos quién planeó la captura, ni quién subestimó el poder de fuego y organización de los Chapitos, ni quién sugirió entregar a Ovidio Guzmán.
Tal vez lo peor es el mensaje que envió López Obrador a los delincuentes: mientras más organizados, violentos, amenazantes y desafiantes sean, más probabilidades tendrán de seguir libres. El presidente afirma que actuó como humanista, pero olvida que hoy es, principalmente, jefe del Estado mexicano.
POR ALEJANDRO CACHO
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