Las últimas tres semanas han sido una pesadilla para el presidente Donald Trump. La denuncia de que presionó a Ucrania para que indagara al precandidato demócrata Joe Biden y a su hijo, Hunter, le estalló en medio de su campaña de reelección y eso se lo debe, en buena medida, a Rudy Giuliani, su abogado personal.
Giuliani es un viejo conocido del Presidente de México: cuando Andrés Manuel López Obrador fue jefe de Gobierno contrató, entre 2002 y 2003, sus servicios para asesorarlo en el programa “Cero Tolerancia” contra la delincuencia. El republicano entonces gozaba de un alto prestigio, porque cuando fue alcalde de Nueva York bajó 40 por ciento los asesinatos y 25 por ciento los robos.
Ahora, como abogado de Trump y uno de sus más fieles seguidores sugirió, según las grabaciones de la llamada al Presidente ucraniano, investigar a su rival político y más fuerte contendiente Joe Biden, por sospechas de que viajó a Ucrania para ocultar los malos pasos de su hijo Hunter, quien trabajó en una empresa de gas ucraniana.
Hunter no tiene buena reputación. En una entrevista al The New Yorker reconoció sus adicciones, y su relación sentimental con su cuñada, tras la muerte de su hermano. Eso lo hace un punto débil para las aspiraciones de su padre, que en algunas está por encima de Trump.
Precisamente por esa razón, el exalcalde de Nueva York sugirió a Trump centrar sus fuerzas para buscar en Ucrania, y ahora se sabe que también en China, información sucia sobre el hijo incómodo, con el fin de anular la amenaza que podría representar Biden de cara a los comicios de 2020.
Cuando Trump llegó a la Casa Blanca y formó su gabinete no integró a Giuliani, pero le encontró un lugar como asesor presidencial sobre ciberseguridad. Luego, en 2018 lo convirtió en su abogado personal.
Giuliani se encargó de la defensa de Trump durante la investigación del fiscal especial Robert Mueller sobre las sospechas de complicidad entre Moscú y el equipo de Trump para las elecciones de 2016.
Hoy, en el marco de las presidenciales de 2020, el mandatario volvió a encender la maquinaria, que opera Giuliani –considerado un sicario de Trump– para, de ser necesario, limpiar todo aquello que le estorbe.
En el caso ruso, Giuliani resultó muy efectivo y eso hace pensar en una remota posibilidad de juicio político, pero las simpatías de los votantes podrían estar en juego y con ellas, el futuro del abogado del magnate. El 15 de octubre Giuliani debe de comparecer por el Ucraniagate, y ese día podríamos ver cómo piensa y opera el próximo secretario de Estado de EU o quizá el ocaso de la carrera del Rasputin de Trump. Dependerá del resultado de la elección.
POR ISRAEL LÓPEZ GUTIÉRREZ
ISRAEL.LOPEZ@HERALDODEMEXICO.COM.MX
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