He ahí el dilema… hay destinos turísticos que desconocen el potencial de sus atractivos y apuestan a lo que sea con tal de atraer visitantes. Por ejemplo: Tlaxcala podría ser un líder en el segmento gastronómico, pero apenas tienen acciones aisladas sobre el tema, muy lejanas de una verdadera política turística-gastronómica.
Lamentable que para mantenerse en su zona de confort terminen promocionando ferias tradicionales. Hay indefinición.
Por otro lado; Tamaulipas cuenta con potencial para el segmento de sol y playa; ese pareciera su natural oficio turístico, sin embargo, Fernando Olivera, secretario de turismo de la entidad, anuncia que apuesta a los paladares para atraer visitantes a su destino; esto, aunque pareciera contraponerse es sólo un adicional que viene a potencializar los segmentos de mercado con que cuenta como: Turismo de negocios, Turismo médico o Turismo cinegético.
Otro de los protagonistas clave en la materia y que sin tener playa es un jugador exitoso se llama Querétaro. Ahí analizaron que el 53 por ciento del total de sus visitantes llega por Turismo de Negocios, lo más fácil sería atender a este segmento y ¡listo! Pero es una manera simplona de atender al grupo de Negocios porque este sector regularmente viaja de lunes a jueves. ¿Qué hacer con la ocupación hotelera de viernes a domingo?
En la entidad gobernada por Francisco Domínguez apuestan por la gastronomía y hoy por hoy es su segundo valor turístico más importante: llegan casi un millón de visitantes por este “gancho”; 800 mil personas gustosas del vino y 130 mil más animadas por los quesos en la Ruta del Arte, Queso y Vino que tiene adicionales como festivales, hoteles en los viñedos, vuelos en globo, fiestas de la vendimia y les permite generar más de 3 mil millones de pesos de los 12 mil millones de pesos anuales que produce el sector Turismo en el estado, como derrama económica.
Aunque el segmento gastronómico lo hacen en su mayoría los empresarios, siempre debe ir acompañado por el impulso de estrategias turísticas desde el gobierno y apoyado con promoción de la iniciativa público-privada. Así les ha funcionado en la tierra de la Corregidora, me cuenta su secretario de Turismo Hugo Burgos: “Estudiamos que por ahí podíamos fortalecer la ocupación y nos ha ido bien; llevamos 48 por ciento de crecimiento en hotelería del 2015 a la fecha, con un aumento del 19 por ciento en habitaciones de las 16 mil que cuentan en todo el estado y el siguiente año esperamos ocho hoteles más que vendrían a sumar mil llaves adicionales”.
La amalgama de Turismo y Gastronomía está creando buenos dividendos a Querétaro.
Eso permite atraer a inversionistas de otros sectores como el empresario queretano Alfonso Soto que participa con 200 millones de pesos para construir el hotel ALOFT operado por el Grupo Presidente que dirige Braulio Arsuaga. Con todo el factor positivo de la gastronomía ¿quién más se anima?
POR EDGAR MORALES
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