Hoy da inicio la XXX Reunión de Embajadores y Cónsules. Y dos serán sus figuras centrales: el nuevo canciller, Marcelo Ebrard; y Martha Bárcena, próxima embajadora de nuestro país en Washington.
Para el titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), el encuentro no será nada sencillo por, al menos, dos razones importantes:
-Primero, porque la reunión se enmarca en la disminución de sus salarios, en la quita de prestaciones importantes –renta y colegiaturas para los hijos, entre otras-; al tiempo que aumentan sus obligaciones, como el ocuparse de la promoción turística y empresarial.
Su estado de ánimo, pues, no será el mejor. De hecho, corre una gran inquietud y angustia entre los miembros del Servicio Exterior Mexicano (SEM).
Ebrard ha dispuesto una mesa de trabajo -la SRE y el SEM- en la que se espera se ponga el tema sobre la mesa.
Los embajadores –según el comunicado enviado a las distintas sedes- responderían además un cuestionario con tres preguntas: “¿Qué le molesta/frustra de la SRE? ¿Qué propone que se haga en algún área geográfica o de la SRE? ¿Cómo nos organizamos mejor?”.
-Segundo, los cambios en la política exterior de México. El retorno a la Doctrina Estrada y las distintas banderas que enarbolará hacia el exterior el gobierno que encabeza Andrés Manuel López Obrador.
Habrá, sin duda, muchas posiciones políticas que afinar o, incluso, dejar de lado. Los miembros del Servicio Exterior esperan escuchar con claridad cuáles serán las acciones a seguir.
Martha Bárcena, a su vez, enfrenta desafíos en la relación con Estados Unidos. De entrada, el obvio: Donald Trump. Y junto con ello, el tema de los migrantes.
Más de tres décadas de servicio diplomático la respaldan. Es una de las embajadoras más activas y con mayor prestigio en el servicio diplomático. Por añadidura –indispensable en la relación con EU-, cuenta con la confianza y el acceso directo al presidente López Obrador.
Lo extraño en lo que toca a la relación con EU es que se haya promovido la creación de una oficina alterna en Washington (comenzó a operar en la Calle K, cerca de Dupont Circle) para tener operadores directos al margen de la embajada. Quien se ha ocupado de ello es el empresario Javier López Casarín -presidente de la Fundación Reinventando a México- estratega y mano derecha de Ebrard, especialmente en Estados Unidos (lo acompañó a las visitas con Pompeo y Nielsen). Si abren el blog de la cancillería lo verán tomándole una foto a Marcelo con Angela Merkel en Marrakech y en sus redes sociales aparece acompañando a Ebrard en encuentros de alto nivel.
Así que la embajadora Bárcena Coqui tendrá un dolor de cabeza extra: lidiar con la desconfianza del canciller y una oficina alterna en Washington.
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GEMAS: Obsequio de la colega Sofía Miselem: “Espero los Reyes los hayan tratado bien, aunque, bueno, la realeza anda muy devaluada y suena muy fifí…”.
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