¿Un TLCAN bajo amenazas?

No se sabe bien a bien cual fue el costo, como tampoco mucho de los detalles del convenio de principio

Luego de leer y escuchar de la forma en que el presidente Donald Trump se refirió a las negociaciones comerciales con Canadá, sería importante saber si ése fue el tono de los negociadores estadounidenses y si lanzaron amenazas, expresas o inferidas, hacia los negociadores mexicanos. Porque si, ciertamente, se logró conservar el Tratado Norteamericano de Libre Comercio (TLCAN) o al menos una buena porción de la parte bilateral Estados Unidos-México, pero no se sabe bien a bien cual fue el costo, como tampoco mucho de los detalles del convenio de principio. Son explicaciones que deben los negociadores, tanto los que trabajaron a nombre del gobierno que en cierta forma ya terminó como de quienes lo hicieron en representación del que ya asoma, pero todavía no empieza legalmente. Puede ser que haya mucho de cosmético en lo que se sabe hasta ahora; es posible que se haya cedido lo necesario como para permitir que Trump y su ego proclamen victoria aunque no hayan tenido mayores logros. Pero puede ser también que haya presionado lo suficiente a los negociadores mexicanos como para obligarlos a doblar las manos en temas como la industria automotriz, a cambio de dejar las negociaciones sobre la cuestión de energía en las del gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Porque la verdad, hay quien dice que simplemente "se hicieron bolita". No se tata de culparlos. No fue un espectáculo público como el que por lo pronto parece se le depara a Canadá, al que Trump hizo saber que cualquier acuerdo "será en nuestros términos" y sin concesiones, según declaraciones publicadas por el diario Toronto Star a partir de conversaciones off the récord con la agencia Bloomberg. El comercio estadounidense con Canadá es casi tan importante para ese país como lo es para México. En el caso canadiense, representa consistentemente entre 50 por ciento y casi dos terceras partes, lo que hace esa relación vital para un país donde ocho de cada diez personas viven en una franja de no mas de 320 kilómetros de ancho a lo largo de la frontera con Estados Unidos. El comercio exterior de México se realiza en más de 75% con EU, y al igual que Canadá, su infraestructura y su visión están condicionadas al intercambio con la potencia vecina. Por eso es portante saber cuales y como fueron presentados los argumentos que llevaron a los negociadores mexicanos al acuerdo al que llegaron. Por lo menos para que el país sepa a que atenerse, en vez de sólo suponerlo y permitir que las teorías de la conspiración que se presentan ya en las redes sociales se conviertan en verdad por omisión. Lo único que sabemos ahora es que si, Trump logró esencialmente su propósito de romper el TLCAN de un acuerdo tripartita a dos convenios bilaterales, complementarios si se quiere, pero esencialmente separados. Y valdría la pena saber en que medida influyeron las prisas y las necesidades políticas del gobierno mexicano, el saliente y el entrante.