La imposición de aranceles extraordinarios a las importaciones estadou- nidenses provenientes de China ha recibido una respuesta de relevante magnitud en el sentido inverso,ocurriendo un capítulo más en la semana que acaba de concluir y no se ve cuándo se dará el último, por lo que un escenario estable está lejos en el horizonte. El gobierno chino se ha retirado de la mesa de negociación y debe estar realineando su estrategia en un sentido más amplio que el estrictamente comercial, pues puede incluir medidas de carácter financiero que harían aún más difícil la posibilidad de encontrar una solución negociada y es difícil prever el escenario final.
Esta guerra comercial podría traer ventajas temporales para México al encontrarse entre los tres principales proveedores de maquinaria eléctrica, componentes para la industria nuclear, muebles, juguetes y equipo deportivo, así como plásticos en general de acuerdo a la Comisión de Comercio Internacional de los Estados Unidos según reportó el Financial Times, lo cual no debe desaprovecharse y ampliaría aún más el superávit comercial que tenemos con los vecinos del norte.
Mientras tanto, entramos a un nuevo capítulo de negociación comercial entre los Estados Unidos y Canadá en relación al TLCAN y aunque las declaraciones de ambos equipos negociadores son en el sentido de que han alcanzado avances importantes, aún estamos lejos de tener la confianza de que se concluyan satisfactoriamente para contar con un acuerdo trilateral para antes del 1º de octubre- fecha límite para el envío a aprobación a su Congreso por parte del gobierno de EU, si es que se quiere que sea votado por los actuales legisladores y pudiera ser firmado por el Presidente Peña antes de noviembre 30.
La situación en Canadá no es sencilla para el premier Trudeau, pues en octubre hay elecciones en Quebec y el tema de aranceles a productos lácteos es primordial para esa provincia, por lo que no hay incentivos a terminar a la brevedad, lo cual implicaría que la eventual firma del acuerdo trilateral se posponga.
La salida de un acuerdo bilateral México- EU parece inviable tanto por razones legales ya que se requeriría un cambio de Ley o bien un proceso en el que se declarará terminado el actual TLCAN y la autorización de celebrar un acuerdo con México, como por razones políticas ya que una importante proporción de legisladores de Estados Unidos quieren que sea trilateral.