En la historia de los presidentes mexicanos es más larga la lista de los amigos que han enlodado el nombre de su jefe y aportado al descrédito del gobierno, que aquellos que le han ayudado a sacar adelante al país.
Enrique Peña está muy lejos de ser la excepción. Al tener muchas amistades cercanas, el Presidente fue devorado por la multiplicación de los conflictos enredados con las amistades.
De las entrevistas que periodistas y medios le hicieron al Presidente días antes del informe, sobresale un tema capital para entender los motivos que arrastraron a Peña y al gobierno a una sucesión de escándalos en los que a manera de un carrusel, las caras de los amigos del presidente se replicaban y sucedían en los medios, asociadas a matanzas, desfalcos, hechos de corrupción e impunidad política.
El planteamiento lo hizo Joaquín LópezDóriga: dicen que el presidente fue más amigo de sus amigos, que sus amigos del Presidente.
–Depende de quién lo juzgue –dijo Peña–. Yo me he sentido arropado por mis compañeros de trabajo y amigos; soy amigo de mis amigos, soy un amigo que se entrega con lealtad y fidelidad.
Bajo esa idea de la amistad, Peña se entregó con lealtad y fidelidad y cuando fue necesario metió las manos por sus amigos. Uno de los ejemplos que muestran esto de manera nítida es la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa. La estrecha amistad de Peña con el entonces gobernador de Guerrero, Ángel Aguirre Rivero, fue determinante en los efectos que tuvo esa crisis en la imagen de Peña y el gobierno federal.
Plantado en su idea de la amistad, Peña protegió al gobernador Aguirre al ordenar a la PGR atraer la investigación de la desaparición de los normalistas.En diferentes momentos y circunstancias, guiado por esa idea de la amistad, Peña protegió a sus colaboradores más cercanos –Luis Videgaray, Aurelio Nuño, Ruiz Esparza, Rosario Robles y Enrique Ochoa–, aun cuando los escándalos en los que estaban involucrados minaron la figura presidencial.
Al final del gobierno, Peña es un presidente solitario, debilitado por las pequeñas traiciones, la información que le fue ocultada y los escenarios que le presentaron maquillados o falseados, como ocurrió con la decisión de la candidatura priísta a la presidencia. Una anécdota fresca muestra la soledad de un presidente al que por distintas razones sus amigos y colaboradores más próximos no le hablaron siempre con la verdad, o prefirieron no irse de la lengua.
El 1 de julio Peña grabó dos mensajes, uno celebrando la victoria del candidato del PRI y otro reconociendo el triunfo de López Obrador. Cuando término la grabación, un fotógrafo le dijo que no podía retratarlo porque en una mejilla tenía una mancha visible del maquillaje que le habían puesto para eliminar el brillo de su rostro. Ninguno de sus colaboradores se lo había dicho. Nadie hizo nada: el mensaje se difundió tal cual.
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La amistad según Peña
Guiado por esa idea de la amistad, protegió a sus colaboradores más cercanos