La primera vez que supe de la existencia de Saúl Álvarez fue cuando él y sus otros seis hermanos participaron todos en una sola cartelera boxística el 28 de junio de 2008 en Guadalajara. Poco después, Televisa empezó a transmitir sus peleas y fui testigo de su crecimiento a nivel profesional, siempre en compañía de su mánager Chepo Reynoso —quien le puso el sobrenombre de Canelo— y de su hijo Eddy, su entrenador.
Con el paso del tiempo Saúl fue coleccionando victorias y seguidores, pero también detractores, quienes cuestionaban el nivel de sus oponentes y decían que era un producto de la televisión. Puedo afirmar que ese mismo apoyo y reflectores se les han otorgado a muchos otros, pero no alcanzaron a despuntar, porque o no tenían las facultades requeridas para trascender, o tal vez no contaban con una condición innata, imposible de comprar en la farmacia, como es el carisma.
No, Saúl no está, y quizá nunca esté, aunque aún le restan varios años de carrera, al nivel de idolatría de un Raúl Ratón Macías, de Rubén El Púas Olivares, o Julio César Chávez, pero es innegable que en la actualidad es uno de los mejores peleadores del mundo, y que vencer a Gennady Golovkin le otorga un nuevo estatus, porque no había un mejor oponente: el campeón mundial más longevo, desde el 2010; que con Bernard Hopkins posee la marca de más defensas exitosas del cetro mediano con 20; que con 87.2% tenía el porcentaje más elevado de nocauts para triunfar en la historia de la categoría; que llegaba invicto, y a quien nunca en su carrera profesional han derribado.
Desde mi óptica el primer enfrentamiento entre ambos lo ganó el kazajo, y el sábado se habría dado un empate, como lo vio uno de los jueces 114-114, al tiempo que los otros dos le dieron el último round a Álvarez para marcar la diferencia, 115-113 para ambos, lo que no me parece tampoco descabellado. Es apenas la segunda decisión mayoritaria en la carrera de Canelo; en la primera perdió con Floyd Mayweather Jr.
De acuerdo con Compubox, Canelo conectó 33% (202/622) del total de sus golpes y el 39% (143/366) de poder, mientras que Golovkin, que requirió de 8 puntos de sutura en la ceja derecha, estuvo por debajo con 27% (234/879) y 35% (116/332), respectivamente.
Álvarez sorprendió con una estrategia inteligente, porque no salió a boxear ni a contragolpear como sucedió hace un año, en el primer episodio de este pleito. Atacó, obligando a Golovkin a retroceder, e incluso a hacerlo jalar aire por la boca, a la altura del sexto capítulo.
Este combate debe tomarse como el baile de graduación de Saúl, que ahora ha derrotado a 12 campeones mundiales vigentes o que lo fueron con anterioridad.
¿Canelo-Golovkin III? Apuesten su resto a que sí.
La noche de su consagración
el triunfo POR DECISIÓN MAYORITARIA sobre golovkin representa para saúl álvarez el combate que necesitaba