Sucedió el miércoles. Enrique Graue, rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, se dirigió a las instalaciones del CCH Azcapotzalco. Su objetivo: participar en la asamblea de estudiantes que le presentarían el pliego petitorio.
A su llegada, cientos de estudiantes se concentraron en el acceso al plantel. El ambiente se tornó caótico debido a la presencia de cientos de personas que buscaban a toda costa entrar y ser testigos del acontecimiento. En el momento que ingresó el rector Graue, acompañado de Benjamín Barajas, director del CCH, y de Leonardo Lomelí, secretario general de la Universidad, se escucharon aplausos, vivas y “goyas”.
Para mantener el orden, personal de la UNAM estableció que sólo podrían ingresar alumnos con credencial vigente; quien no tuviese ese requisito no podría entrar. Una medida para mantener el orden ya que, al interior 500 estudiantes y hasta padres de familia participaban de la asamblea.
El rector Graue se comprometió a desarticular y expulsar a los grupos porriles y a quienes los protejan. Dijo que realizará una asignación de docentes con base en numero de grupos y aseguró que habrá mesas de seguimiento para el cabal cumplimiento de los compromisos. La insensatez ocurrió a la salida del plantel. Gritos, empujones y mentadas de madre se escucharon de un grupo perfectamente identificado de personas que por su frustración de no poder entrar a las instalaciones del CCH, arremetieron contra el rector con gritos de “fuera Graue, fuera Graue”; se trató nada más y nada menos que de los reporteros de la fuente.
Según un testigo, “periodistas” y “camarógrafos” gritaban consignas y advertencias prepotentes. Cuando salió el rector, fueron los que iniciaron la gritería contra los funcionarios. Mi testigo consultado, vio a reporteros empujar al rector, se les pidió amablemente que permitieran la circulación. “Les valió madre”, me dijo el testigo. Uno de los “periodistas” frustrados por no entrar, que por cierto ya no trabaja con nosotros en la radio, encaró a uno de los responsables de la Comunicación Social, cuestionándolo si él era reportero.
Prepotentes, groseros, enfermos de importancia e insensatos son los calificativos más suaves para un grupo de individuos que, con credencial de un medio en la mano, piensan que pueden hacer lo que se les viene en gana y no es así. No ayudan al trabajo periodístico, denigran la profesión y la credibilidad de sus empresas. Cada medio y cada “reportero” sabe muy bien lo que hizo.
CORAZÓN QUE SÍ SIENTE
Las redes sociales se derriten de amor con un video que en pocas horas acumuló millones de vistas. Un hombre da medicina a su perro y otro celoso finge estar enfermo. Nosotros rompiéndonos la cabeza con los temas importantes, pero la gente quiere ver perritos tiernos. Vaya error.
JESUS.MARTIN.MENDOZA001@GMAIL.COM
@JESUSMARTINMX
Los insensatos
Prepotentes y groseros, reporteros gritaron consignas contra Graue