Bastaron unas cuantas palabritas y palmaditas en el hombro de Andrés Manuel López Obrador a Enrique Graue, rector de la UNAM, para que éste se comportara como una panterita rosa, en lugar del puma que supuestamente trae adentro, comentaron los observadores políticos después de la reunión y del mensaje de menos de cuatro minutos de ambos.
¡Gracias por su comprensión! Le dijo Graue al Presidente electo, después de que los dos se deshicieron en elogios hacia los estudiantes universitarios por su buen comportamiento, porque no han caído en la provocación y persiguen intereses legítimos. Hay tanta madurez y responsabilidad en los jóvenes que no van a ser presa fácil de otros intereses, ni van a permitir que se monten en el movimiento para desestabilizar. ¡Qué bárbaros! ¡Cuánta profundidad! Seguramente exclamó “El Mosh”.
¿Y quién se va a encargar de sacar a los porros y a los fósiles de la UNAM? ¿De la seguridad en las instalaciones? ¿De acabar con la venta de droga, con la violencia y otros tantos males que agobian desde hace lustros, décadas a nuestra máxima casa de estudios, nuestra alma mater? Preguntan los estudiantes, sus padres y toda la sociedad. Pues quién sabe, pero Graue no, responden los observadores, porque demostró que no tiene carácter, ni…
Lo menos que le debió pedir el rector al presidente electo, es que le ordenara a sus “morenos” que saquen las manos de la UNAM; que ya no estén cilindreando a los porros, pero no tuvo el valor, y se concretó a reiterar que el comportamiento de los jóvenes ha sido ejemplar. El presidente se tiró el mismo rollo que la semana pasada: que no quieren porros en las universidades, que respetarán la autonomía de “nuestra casa mater” (sic); que confía en que los jóvenes no caigan en la provocación, que las autoridades judiciales competentes se van a encargar de impartir justicias.
¿Tu confías en Graue y en López Obrador? Nosotros tampoco responden esos jóvenes universitarios que se cubren la cara de vergüenza, después de las bonitas palabras que intercambiaron el día de ayer ambos personajes.
¡Puras vergüenzas con los rectores de la UNAM! Apuntan los observadores, quienes recuerdan la actuación del “rector desatado”, Juan Ramón de la Fuente, doctor que no curaba ni una gripe (Ernesto Zedillo dixit), quien ya tiene cargo en el gabinete de Andrés Manuel López Obrador; y la de José Narro, quien no pudo con “El Mosh”, y después de que dejó el cargo agarro hueso como secretario de Salud, bueno hasta aspirante a la candidatura presidencial fue; y ahora de Enrique Graue, quien está haciendo un triste papel en el conflicto universitario, pero que está muy agradecido con el presidente electo.
¿Y los porros, apá? Preguntan algunos ingenuos. Pues esos seguirán en la UNAM por los siglos de los siglos, apuestan los observadores escépticos. ¿Y entonces no creen en el diálogo, diálogo, diálogo… más diálogo y otras vez diálogo, como sugiere López Obrador? ¡Pues claro que no!
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De puma a panterita
¿Y quién se va a encargar de sacar a los porros y a los fósiles de la UNAM? ¿De la seguridad en las instalaciones?