Si el presidente electo Andrés Manuel López Obrador (AMLO) no desea que el país se desmorone a partir de diciembre, debería releer los documentos que publicaron tanto Standard & Poor’s como Fitch Ratings, dos de las agencias calificadoras que están dando seguimiento puntual al desarrollo de la deuda mexicana y que actualmente nos califican con grado de inversión en “BBB+ estable”.
Las advertencias están. Si las leemos cuidadosamente se infiere que, con lo declarado por AMLO estos días, crece la probabilidad de que estas agencias nos bajen la calificación. Debemos prepararnos.
¿La razón? La insistencia de AMLO de repotenciar a Pemex a fuerza de un modelo antiguo y su muy desastroso manejo de los mensajes hacia las empresas extranjeras que ya ganaron contratos y que ya empezaron a invertir tras la Reforma Energética.
Standard & Poor’s dijo el 3 de julio, luego de la elección presidencial: “Las políticas del sector de energía del nuevo gobierno, incluyendo el rol de Pemex, podrían tener un impacto importante de largo plazo sobre la economía, y potencialmente sobre nuestra calificación crediticia de México”.
Ahí mismo alertó: “Cambios inesperados en las políticas del sector energético, incluyendo medidas que debiliten la salud financiera de Pemex y de la CFE, podrían incrementar los potenciales pasivos contingentes del soberano”.
¿Y qué ha hecho AMLO? Precisamente eso: ha cambiado inesperadamente las políticas del sector energético. Así ocurrió el fin de semana, cuando anunció que ya prepara licitaciones petroleras para el 1 de diciembre para repotenciar la capacidad productiva de Pemex a partir de contratos que se otorgarán a proveedores nacionales (en los campos que ya tiene asignados).
¿De dónde y cómo sacarán más petróleo en los campos de Pemex con tecnología nacional? Nadie sabe.
¿Qué rentabilidad garantizará Pemex a los empresarios que participen en este esquema y de dónde saldrá el dinero para pagarles? Tampoco ha sido claro en ello.
Pemex es la empresa petrolera calificada más endeudada del mundo y tiene vencimientos importantes a partir de 2019. Eso no sería un problema si no fuera por la carga fiscal de la que es sujeta, con lo cual el margen de maniobra de AMLO es muy estrecho.
Fitch dijo que podría bajar la calificación de México si ocurre una “materialización de pasivos contingentes que debilitara la hoja de balance del soberano”.
Y eso sólo significa que, si Pemex se muestra débil para enfrentar sus deudas, o si empeora sus finanzas… adiós: nos podrían bajarían la calificación soberana. Snif.
FRÉDERIC ÁGUILA
Condecorado con la Orden del Águila Azteca, el presidente del Consejo Ejecutivo de Empresas Globales (CEEG) Fréderic García escuchó de Luis Videgaray: “Gracias al liderazgo y a la visión de Fréderic, empresas proveedoras de Airbus han invertido en México y se han establecido en nuestro país”.
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Alistémonos para la baja en calificación soberana
Pemex es la empresa petrolera calificada más endeudada del mundo y tiene vencimientos a partir de 2019