Aislamiento

El Presidente no fue enterado del enojo social, producto de su gestión

En los primeros días del año, Enrique Peña se refirió al enojo social patente en las redes y en las calles, el cual, dijo con un asomo de molestia, “impide ver los avances del gobierno”. En febrero, el tono de las inquietudes presidenciales aumentó: “¿Cómo lograr comunicar y compartir ante la sociedad estos avances? ¿Cómo hacer posible que se asimilen los logros y desterrar lo que algunos llaman este irracional enojo social?”. Antes su último informe, el enojo social volvió a meterse en el camino de Peña, que añadió a sus dos citas una tercera, relacionada con la visita de Trump en agosto de 2016. En una entrevista con Carlos Marín, el Presidente mencionó la recepción al entonces candidato Trump en Los Pinos: “Fue un encuentro apresurado, que no consideró entonces el enojo que había en la sociedad”. Las declaraciones de Peña sobre el enojo social –enero y febrero de 2017– ocurrieron cinco meses después de la visita de Trump. ¿Qué impidió al Presidente estar al tanto de la molestia social sobre su gobierno? Todos los presidentes tienen un consejero o un grupo reducido de gran influencia en las decisiones que toma. Ese personaje o núcleo de personas son determinantes para mantener al Presidente informado. Confinado a actos cerrados y acartonados, alejado de la gente común y sus problemas, difícilmente un Presidente bajo las reglas del viejo régimen podía estar enterado de lo que genuinamente sucedía en el país. Con Peña, ese grupo se redujo a dos de los funcionarios más influyentes en el sexenio: Luis Videgaray y Aurelio Nuño. ¿Mantuvieron al Presidente al tanto de lo que ocurría en el país? La opinión de los enterados, tanto en Los Pinos, como en los círculos del PRI cercanos a Peña, es que lejos de hacerlo, le ocultaron información vital, proveniente de las encuestas y los datos estadísticos que se produjeron en las oficinas presidenciales. Un ejemplo son las encuestas que temprano en el sexenio advirtieron que Angélica Rivera, determinante en la campaña que lo llevó a la Presidencia, se había convertido en un problema después del escándalo de la Casa Blanca, como lo indicaban los sondeos no mostrados al Presidente. El aislamiento no era un secreto. En mayo de 2016, David López, quien como vocero solía discutir conflictos y asuntos espinosos con Peña, le pregunta a Jorge Corona, secretario auxiliar del Presidente, si Peña lo extrañaba a un año de su partida. “Sí te extraña y mucho. El otro día el Presidente estaba diciendo que las conversaciones con David eran muy buenas”. Que Peña ignorara el enojo social en agosto de 2016, es un indicador del aislamiento que puede asfixiar a un Presidente. WILBERTTORRE@GMAIL.COM @WILBERTTORRE