Las familias imperiales, las decisiones cupulares y las concesiones opacas dieron como resultado el fin de los gobiernos del PRD en la CDMX. Las dos alcaldías y los seis representantes en el primer Congreso de la capital que consiguieron, tras la elección, sólo se explica como un castigo a la corrupción.
Morena se ofreció como un cambio en la forma de gobernar, al prometer combate a esos vicios que en la capital sobraban ejemplos.
Las fotomultas, que nacen de la necesidad de proteger vidas, han logrado recaudar alrededor de mil 500 millones de pesos. Pero 46% de este dinero nunca llegó al gobierno local, pues fue entregado a la empresa que las administra porque así lo pactó el gobierno de Miguel Ángel Mancera.
Los sistemas de parquímetros, diseñados para favorecer la movilidad en zonas conflictivas, hasta 2017 captaron mil 523 millones de pesos; no obstante, de ese dinero sólo llegaron a las arcas públicas 30%, que es la cifra pagada por las empresas que los administran.
Hay que añadir que el último gobierno perredista continuó con la construcción de vías en los segundos pisos, pero con la diferencia de que son de cuota y que los dobles pisos de López Obrador son gratuitos.
Todo lo anterior hace entendible la decisión de la próxima Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, para revisar los procedimientos y los resultados alcanzados hasta ahora en estos y otros temas.
El perfil de la doctora Sheinbaum alienta a tener un debate profundamente técnico. Una vez resuelta la elección, lo más conveniente para nuestra ciudad es discutir datos y razones sobre el presente y el futuro de la ciudad que queremos.
La próxima jefa de la CDMX ejercerá una forma distinta de gobierno no sólo por ser mujer, sino por su alto compromiso con la ciudad. Muchas batallas se tuvieron que vencer para hacer realidad su gobierno, tales como derrotar a casi todos los virreinatos delegacionales y su inevitable secuela de nepotismo; el uso electoral de recursos públicos; amenazas y golpes en varios distritos; y el retraso de la reconstrucción por no asumirse como una prioridad del gobierno saliente. Los ciudadanos estamos hartos de que la ciudad crezca mediante polígonos de actuación que sólo benefician a los malos desarrolladores; con cambios y alteración de los usos de suelo; mediante la compra de funcionarios; y sin tomar en cuenta las zonas y los múltiples riesgos que vivimos.
Esta ciudad, corazón de nuestro país, merece un crecimiento ordenado, armónico y sustentable. Esto sólo es posible con la participación y vigilancia de todas y todos sus habitantes y de las organizaciones de la sociedad civil. Los efectos de esta participación se multiplican con un gobierno que provee la información y las herramientas necesarias para ello.
Dunia Ludlow: Del interés público y negocios privados
Las alcaldías y representan- tes en el Congreso que consi- guieron, sólo se explica como un castigo a la corrupción