Muchos piensan que hablar de Andrés Manuel López Obrador se ha vuelto una obsesión para algunos articulistas, pero si no es de él, ¿de quién entonces?
A poco más de un mes de su victoria, el futuro Presidente parece ser la única estrella en el firmamento político con la capacidad de dictar la agenda nacional.
Sus opositores o lo que queda de ellos, incluidos los partidos políticos que lo combatieron durante años aún parecen extraviados; todavía no encuentran su lugar en esta nueva realidad.
Un balance justo de los primeros 30 días desde que AMLO ganó la elección tiene un saldo positivo a su favor.
Muchos de los temores que sus adversarios buscaron infundir resultaron infundados. El peso no se devaluó frente al dólar, al contrario, se fortaleció; no han existido fugas importantes de capitales, ni nacionales ni extranjeros, y muchos de los que juraron abandonar el país aún siguen por aquí.
En este primer balance, el poderoso futuro Presidente resultó “casi ileso”. Y digo casi, porque en honor a la verdad también se tienen que señalar un par de decisiones que lograron mover un poco el avispero, la virtual designación de Barttlet como titular de la CFE y la reunión con el ex candidato del PRI, José Antonio Meade.
Ambas quedarían como anécdotas si la oposición a tales decisiones no hubiera surgido desde el interior de su movimiento. Una cosa es que lo diga la mafia del poder y otra muy distinta que lo hagan los suyos.
Sobre la decisión de declarar al senador Manuel Barttlet como futuro titular de la CFE, la oposición vino de su ex coordinadora de campaña Tatiana Clouthier.
Aunque matizadas, sus palabras sirvieron para dar vuelo a las críticas contra el político poblano, quien recibió toda clase de ataques; principalmente en redes sociales, muchos fueron de sus adversarios de siempre, los mismos que desde hace más de 30 años ocupan los mismos argumentos para tratar de hacerle daño.
En términos reales poco consiguieron, pero en algún momento el asunto parecía ir escalando entre la población civil, los ciudadanos, la base de López Obrador.
En una estrategia de contención de daños el futuro Presidente, hábil como lo es, se limitó a hacer lo que funcionó durante toda la campaña, decirle a la gente lo que quiere oír.
Por eso, su declaración del “borrón y cuenta nueva” en los adeudos de CFE le restó importancia al nombramiento y se la dio a la nueva promesa.
De la reunión con Meade, el principal detractor fue otro personaje con mucha influencia dentro del movimiento: Fernández Noroña. Sus opiniones son apreciadas por una gran cantidad de militantes de Morena; subestimarlo me parece incorrecto.
La imagen de estadista, conciliador y diplomático que pretendía generarse el futuro presidente con dicho encuentro fue puesta en duda por otro de los suyos.
En estos 30 días a nuestro próximo presidente le fue bien, ojalá y siga igual aunque tome decisiones que no puedan ser endulzadas con la miel de las palabras.
Héctor Serrano Azamar: 30 días después de la victoria
El primer balance del futuro Presidente es favorable; sólo dos temas, Bartlett y su reunión con Meade, le acarrearon críticas