Fueron alrededor de 10 años los que le tomó al director Carlos Carrera para que su película se pudiera ver en las salas de cine de todo el país, en unas mil pantallas para ser exactos. Un número bastante bueno, tomando en cuenta lo poco que se consumía el cine nacional hasta hace unos años lo cual me tiene muy contenta.
Yo siempre seré partidaria de apoyar el buen cine mexicano. Estos discursos de pedirle a la gente que corra a la sala de cine a ver una película mexicana, el primer fin de semana de estreno, sólo por ser producto nacional, no va conmigo. Si es una buena cinta, como es el caso de Ana y Bruno, entonces sí, por favor, vayan a partir de este viernes 31 de agosto a ver esta película animada para apoyarla y fomentar que más proyectos como éste se generen en nuestro país.
En octubre de 2017 tuve la oportunidad de platicar con Carlos Carrera sobre Ana y Bruno, cinta que cerró con broche de oro la pasada edición del Festival Internacional de Cine de Morelia, y ahí, el mismo cineasta me platicó lo que en verdad sucedió con el proyecto y el porqué tardó tanto tiempo en ver la luz pública. Y básicamente, para no marearlos con tanto rollo, el principal problema fue el dinero.
Desde que comenzó la preproducción hasta su estreno en Morelia, el año pasado, Carrera tuvo que parar la producción del filme en un par de ocasiones porque los tratos con inversionistas mexicanos se caían y el dinero se acababa, hasta que la productora Mónica Lozano se subió al barco y pudieron continuar con el proyecto. En ese tiempo, mientras se terminaba de definir la situación financiera de la cinta, el ex presidente de la Academia Mexicana de Cine siguió trabajando por su cuenta en el desarrollo de la historia y animación de esta cinta, que se convierte en su largometraje número 12, después de habernos entregado proyectos tan emblemáticos para nuestro cine como El crimen del Padre Amaro y La mujer de Benjamín.
Ana y Bruno relata la historia de una pequeña niña que escapa de un hospital para encontrar a su padre y tratar de salvar a su madre de los peligros a los que se enfrentan en dicha institución psiquiátrica. Para lograrlo, Ana es ayudada de un pequeño ser gracioso llamado Bruno y otros seres muy especiales que conoce en el hospital, entregándonos una historia por demás conmovedora y reflexiva sobre el poder de la familia, la separación, el duelo y un tema bien delicado que en el filme es tocado con mucho amor: la salud mental.
Aunque la cinta tiene un ritmo un tanto diferente a las películas animadas que estamos acostumbrados ver (las de Disney-Pixar, Dreamworks, Universal Pictures, etc.), la realidad es que es una película muy bonita, que vale la pena ver acompañados de toda la familia. ¡Muy recomendable!
Por fin se estrena Ana y Bruno
Mientras en EU salen películas animadas como pan caliente, en México, el proceso puede ser lento y tomar años para que un producto vea la luz. Así, el caso de la cinta Ana y Bruno, que por fin se estrenará este viernes en nuestro país