El afán de Andrés Manuel López Obrador por que más peloteros mexicanos lleguen a Grandes Ligas –o terminen de maestros de Educación Física- es su visión personal del deporte que, con todo respeto, está errada.
Ya vamos mal si AMLO no parte del hecho de que lo que necesita el país como prioridad en el deporte es que 120 millones de personas hagan ejercicio por salud y que lo que necesitamos es que los mexicanos sean ante todo campeones de la vida y ya, después, como un plus, medallistas olímpicos o ganadores del Cy Young o de bateo.
Me molesta que en lugar de que empiece a trabajar en la estrategia de la activación física –un reto que ningún presidente ni ningún director de la Conade ha cumplido aunque para todos fue su prioridad- por los grandes beneficios que representa para la salud de los mexicanos y para suavizar la carga financiera de las instituciones de salud pública, sí se dé el tiempo para empezar por lo que a él le interesa y no por lo que la mayoría necesita.
¿En qué le beneficia al país que haya 20 o 30 mexicanos en Grandes Ligas? ¿En qué le afecta que ahorita sólo haya 5 o 9? El viernes tomó más de dos horas de su saturada agenda para reunirse con ex estrellas del beisbol mexicano y de Estados Unidos y con la próxima directora de Conade, Ana Guevara, para que diseñen el proyecto de las academias regionales donde los futuros peloteros –o profes de Educación Física- se formarán.
Me sorprende que Ana obedezca ciegamente al presidente, que no lo ayude a entender que el beisbol no debería ser la prioridad. Ella, quien dice conocer el sistema deportivo mexicano debería ser la primera en luchar por ir a la base: combatir el sedentarismo, activar físicamente a la gente. Ella sabe que eso es lo más importante, incluso antes del alto rendimiento.
Pero no, el sistema político mexicano funciona igual. No hay cambio. Siempre es la hora que el señor presidente quiere que sea. Entonces para qué pone a una experta del deporte si quien tomará las decisiones será él.
Yo respeto y admiro al Zurdo Ortiz, al Pulpo Remes, a Chito Ríos, por supuesto a Adrián González y a cada uno de los beisbolistas que se reunieron con AMLO, pero el hecho de que hayan sido exitosos no los hace necesariamente las personas idóneas para diseñar un proyecto ni para ejecutarlo. Los políticos siguen sin entender que se necesita saber de administración de entidades deportivas, de gestionar recursos humanos y materiales y ya si hablamos de beisbol, este deporte se ha transformado tanto que sin la ciencia del deporte no va a llegar muy lejos.
Diacrítico. Si AMLO está empecinado en realizar este proyecto que se rodeé de especialistas y no de sus cuates, que volteé hacia el sistema de entrenamiento de EU o Japón. Claro que estos beisbolistas tendrán algo que aportar pero otra vez, desde el empirismo del que estamos hartos. Están a tiempo de corregir. No gobiernen con ocurrencias. Ya no estamos para eso.