Dunia Ludlow: Cultura condominal para una CDMX más resiliente

En 2030 habrá un millón 200 mil viviendas en régimen de condominio, un incremento de 50% respecto de 2010

El deterioro y el abandono en que se encuentran miles de unidades habitacionales atenta contra el bienestar de millones de personas y como lo mostró el sismo del 19S pone en riesgo la estructura de los edificios y la vida de las personas. La falta de revisión y mantenimiento de edificios y unidades condominales tiene múltiples causas. En el fondo se explica por la falta de organización de los vecinos, la falta de pagos de las cuotas de mantenimiento y la limitada actuación de las autoridades. Algunos datos ilustran esta problemática: actualmente casi la mitad de las viviendas no tienen escrituras, lo cual desalienta el mejoramiento de las mismas; siete de cada diez edificios no están registrados ante la Procuraduría Social (Prosoc), lo que es sólo una muestra de la desorganización imperante; y en los últimos años ha decrecido el número de administradores registrados, lo que anticipa que los problemas están empeorando. Es el momento de tomarnos en serio las consecuencias de la falta de atención a este sector. Estamos hablando de 7 mil 234 unidades habitacionales en la CDMX, donde viven alrededor de 3.5 millones de habitantes. En 2030 habrá un millón 200 mil viviendas en régimen de condominio, lo que significa un incremento de 50% respecto de 2010. ¿Qué debemos hacer? Parte de las respuestas las ofrecimos en dos iniciativas que presentamos en la Asamblea Legislativa para crear una nueva Ley de Propiedad en Condominio, dirigidas a agilizar la escrituración, facilitar la organización vecinal, favorecer una mejor relación entre autoridades y vecinos, así como a establecer un nuevo marco de actuación a la Prosoc. El próximo gobierno de Claudia Sheinbaum tiene la oportunidad de realizar una auténtica reingeniería, a fin de que la Prosoc centre sus esfuerzos y recursos en una problemática que la está rebasando; genere plataformas digitales para ampliar sus alcances de capacitación, registro y solución de controversias; capacite a su personal para tener procedimientos ágiles y oportunos de intervención y, entre otras cosas, revise los presupuestos asignados y ejercidos. En suma, se trata de crear una institución con amplio poder de capacitación e intervención vecinal, que sea capaz de solucionar conflictos y lograr una nueva cultura condominal, basada en la cooperación y la participación vecinal. La experiencia dolorosa y reciente del 19S, debería de ser un aliciente para convertir a edificios y unidades habitacionales en células de organización para la prevención y auto protección ante los riesgos que, inevitablemente, seguirá viviendo nuestra ciudad. Una ciudad resiliente requiere diagnósticos y estudios precisos sobre nuestros riesgos; contar con sistemas que nos permitan conocer y evaluar la aplicación de los recursos; racionalizar el desarrollo urbano; y, entre otras cosas, ciudadanas y ciudadanos de a pie, en cada esquina, que cuenten con los instrumentos para proteger sus propios edificios. Para ello, la actualización de las leyes y la adecuada intervención de las autoridades son piezas fundamentales.