Carlos Jiménez: Cuando la realidad supera a la ficción...

Quizá no sea fortuito que figuras como Luis Buñuel, Carlos Fuentes, Leonora Carrington, encontrasen en México innumerables fuentes de inspiración

Vivimos tiempos de realismo mágico, tiempos donde cada vez resulta más difícil discernir entre la realidad y la ficción, entre los buenos deseos y la simulación. Quizá no sea fortuito que notables figuras como Luis Buñuel, Carlos Fuentes, Leonora Carrington, encontrasen en México innumerables fuentes de inspiración, de una realidad donde las líneas entre la ficción y la magia pudiesen resultar confusas. Hoy por hoy, Andrés Manuel logró un triunfo electoral avasallador abanderando un movimiento de izquierda, que inconscientemente, no intencionalmente, nos recuerda por nombre consuetudinario a la queridísima Virgencita, la Morena. Es en este espacio en donde converge el realismo con la magia. Vemos situaciones y personajes de la vida social y política, por decir algo, “extrañas”: Como aquel al que se le cayó el sistema electoral, encomendado a levantar el sistema eléctrico; a un ídolo de las canchas oriundo de los barrios de Tepito, como un legítimo Gobernador de Morelos; y decisiones como en la que el Presidente electo con un respaldo popular incuestionable, contará con un cuerpo de seguridad o ayudantía compuesto por licenciados y profesionistas desarmados, en un país donde el crecimiento de la inseguridad y la narcoviolencia pareciera incontrolable, esto es realidad no política-ficción. Vivimos en una República Federal, Democrática y Representativa, en donde los Gobernadores legitimados por el voto popular tendrán que coexistir con “súper delegados” designados por el Presidente, en su mayoría con evidentes aspiraciones políticas, que serán encargados de “aterrizar los recursos federales” (no sean mal pensados, tienen su razón de ser en evitar las prácticas de corrupción en el manejo de esos recursos), que nos recuerdan a una centralización del poder semejante a la administración colonial y al virreinato, y en donde los gobernadores elegidos por el pueblo seguramente tendrán diversas reacciones. Resulta incuestionable que Andrés Manuel es un vivo ejemplo de vivir en la justa medianía de la que hablaba el Presidente Juárez, prueba de lo anterior es el haber librado tres periodos electorales como opositor al sistema y salir más que limpio, se le ha visto viajando de forma austera, cercano a la gente, sin los alardes de poder que ostentan innumerables funcionarios públicos. La complejidad de lo anterior es el atribuir líneas de austeridad Republicana en todos los niveles y poderes que pudiesen derivar en un Estado simulador, en el que todo se opere en la informalidad y por debajo del agua. En esta nueva realidad veremos Secretarías de Estado con máximo cinco asesores, sin poder contratar ayuda externa, a Diputados arrastrando el lápiz, creando sus iniciativas de Ley. Tendremos a una jefa de Gobierno cuyo tope salarial será de 40 mil pesos, y como ella mismo dijo “para que le vayan pensado”. Estaremos atentos, la nueva sociedad del tercer milenio, cada vez más vigilante, crítica y participativa, resulta difícil de engañar. Los tiempos políticos se presentan surrealistas, la realidad y la política-ficción resultan cada vez más difíciles de distinguir.