La guerra de Maduro contra Venezuela

El oficialismo y los seguidores a ultranza del chavismo mantienen que por su defensa del interés popular y empeño en construir el socialismo, Venezuela afronta una guerra amparada por el imperialismo. El último argumento para insistir que se vive una coyuntura bélica fue el frustrado atentado contra Nicolás Maduro. Más allá de los eslóganes que hablan de guerra económica, el único conflicto bélico que conoce Venezuela es el que libra Maduro contra su pueblo. A las cuantiosas víctimas mortales causadas diariamente por una violencia incontrolable, cuando no amparada por el poder, se suman las bajas del hambre, hiperinflación y desabastecimiento de medicinas y alimentos. Si le añadimos los numerosos venezolanos que abandonaron el país en los últimos años, el balance es aterrador. Según la ONU, hasta junio de 2018 habían emigrado 2,300,000 venezolanos (7% del total), de ellos 1,300,000 desnutridos. Resulta paradójico que en el país de las mayores reservas petroleras mundiales, la incapacidad del gobierno someta a su población a sufrimientos inenarrables. Han reaparecido enfermedades ya erradicadas como sarampión, malaria, tuberculosis y difteria. En su línea de descalificación de cualquiera que piense diferente, Maduro dijo que los emigrantes terminaron limpiando retretes, cuando no siendo esclavos o mendigos. La inacción del régimen sólo ha agravado la situación de las decenas de miles de venezolanos que pugnan por entrar en los países vecinos. Ante un fenómeno tan grave, Ecuador y Perú comenzarán a pedirles el pasaporte. En Brasil ya han estallado los primeros conflictos entre los pobladores locales y los venezolanos hacinados en campamentos fronterizos. Para revertir el problema, Maduro ha impulsado el plan Vuelta a la Patria, de contenido más retórico que real. Es factible que éste fracase como las medidas económicas que se quieren implementar contra la hiperinflación y para reactivar el crecimiento: creación del bolívar soberano igual que el anterior, pero con cinco ceros menos y anclado al petro, la criptomoneda ligada al precio del petróleo, sector en franco retroceso; o el aumento del salario mínimo en 35 veces. Pese a esto, estas iniciativas tienen un componente fundamentalmente político. Su mayor preocupación no es el crecimiento económico, sino el control social de los venezolanos, cada vez más súbditos y menos ciudadanos. Esto ocurre con el aumento de la gasolina a precios internacionales; si bien habrá fuertes subsidios, serán sólo para aquellos inscritos en un censo especial. O con las ayudas salariales extraordinarias de emergencia; para poder cobrarlas hay que poseer el carné de la patria, eficaz herramienta represiva del régimen. Hoy lunes se ponen en marcha medidas largamente anunciadas. El caos y la incertidumbre reinan en casi todo el país, mientras la oposición ha convocado una huelga general para el martes 21. El fatalismo azuzado por la gestión gubernamental crece al mismo ritmo que la inflación (1.000.000% en 2018). Ésta es la violencia que padece Venezuela, ésta es la guerra a la que Maduro conduce a los venezolanos. *Investigador del Real Instituto Elcano.