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El discurso indica Texcoco

Lo que López Obrador diga y haga aún no son acciones de gobierno

OPINIÓN

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El aplazamiento por dos meses más para la toma de la decisión definitiva en torno a la construcción de una nueva terminal aérea internacional cercana a la Ciudad de México por parte del próximo gobierno ha desconcertado a toda la opinión pública. No debería ser así. Andrés Manuel López Obrador es Presidente electo, más no en funciones; lo que diga y haga aún no son acciones de gobierno. Es importante aclararlo porque en mis redes sociales hay personas que creen que López Obrador ya detuvo las obras del nuevo aeropuerto en Texcoco y eso es completamente falso. Si bien se ha ralentizado la construcción por la misma incertidumbre que ha generado la discusión política sobre el Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM), en ningún momento se ha dado la orden de dar marcha atrás. Por el contrario. Lo deseable es que el Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México, que comanda Federico Patiño, retome el ritmo al doble para que, a todo vapor, se tenga un mayor porcentaje de avance hacia la última semana de octubre, fecha en la que el próximo gobierno tomará su decisión en torno a dos proyectos, el de Texcoco, en construcción; o las tan mentadas dos pistas en la base aérea de Santa Lucía, instalaciones pertenecientes a la Fuerzas Armadas de México. En el anuncio dado a conocer el viernes por Javier Jiménez Spriú, próximo secretario de Comunicaciones y Transportes, se interpreta que la decisión recaerá por lógica en Texcoco por las siguientes razones: primero; en ningún momento la futura administración ha solicitado una opinión y mucho menos permiso a las Fuerzas Armadas, en concreto a la Fuerza Aérea Mexicana, propietaria de los terrenos y la base de Santa Lucía para convertir esas instalaciones en un aeropuerto civil internacional; dicho sea de paso, la Fuerza Aérea Mexicana se mantiene en un silencio preocupante. Segundo, para determinar que Santa Lucía y el actual aeropuerto pueden operar simultáneamente, necesitan un nuevo estudio que dé la razón a la organización Mitre o al equipo chileno contratado por López Obrador, el cual tardaría cinco meses, es decir, hasta enero de 2019 y costaría hasta 200 millones de pesos. Pero López Obrador dijo que, a finales de octubre, luego de mesas de información en medios de comunicación y una consulta ciudadana tomaría la decisión definitiva. No tiene sentido esperar dos meses y vincular a una sociedad que no lee ni se informa, a que opine sobre la ubicación de un nuevo aeropuerto porque, aunque lo niegue el futuro presidente, es un tema técnico y no político. Se trata de la seguridad y de la vida de personas que viajan en avión; asunto que casi no se menciona. CORAZÓN QUE SÍ SIENTE: Ante la desatada inseguridad que impera en todo el país, se hacen virales mensajes que invitan a no subir a redes sociales imágenes de niños en su primer día de clases. Hagamos caso de ello. No seamos los primeros en dar información.