México pasó de ser un país chico, rural y pobre a ser un país grande, urbano y "clasemediero". El despliegue del Estado mexicano y sus múltiples instituciones de servicios logró la alfabetización casi universal, el incremento dramático en la esperanza de vida, y el acceso a las telecomunicaciones. El éxito fue tal que hoy más mexicanos se mueren por exceso de comida (obesidad, diabetes, etc.) que por hambre.
El problema es que esa relativa prosperidad creó expectativas. De preocuparse por sobrevivir, la creciente masa de la población mexicana empezó a buscar los lujos que veían en la televisión. La rápi-?da urbanización resquebrajó la familia mexicana, mientras que el otro pilar de "valores" de México, la Iglesia católica, no logró satisfacer las necesidades espirituales de las nuevas generaciones. El mexicano pasó de ser medianamente creyente a ser mayormente nihilista.
El evangelio de ultra materialismo retratado en las telenovelas chocó con el entorno del mexicano común, desatando el tsunami de crimen que ha vivido nuestro país desde que cumplieron la mayoría de edad las generaciones más grandes y urbanas de la historia. Promediando alrededor de 12 años de escolaridad, éstas tenían suficiente educación para tener altas expectativas materiales, pero no suficiente para obtenerlas.
"Más vale un día como cabrón que una vida como pendejo", reza el dicho en las filas del crimen organizado, retratando perfectamente el nihilismo imperante entre esta clase media baja/clase baja alta que participa en la violencia. Los verdaderos "pobres" no son los que alientan la amplia inseguridad en el país, sino los ejércitos de hombres que recibieron la alimentación y la escolaridad necesaria para arrebatar lo que quieren. En otras palabras, los criminales se parecen más a La Barbie que a Rigoberta Menchú.
El estancamiento económico dio pie a la maldición de la prosperidad relativa. Además de engordar las filas del crimen organizado, la misma clase media baja/clase baja alta fue la que emigró a EU sin documentos. Esto desencadenó un frenesí xenófobo y racista en el país vecino que llevó a la persona menos adecuada a la Casa Blanca. La "bananerización" del gobierno americano es su resultado.
La buena noticia es que aún con la guerra que vive nuestro país se logra crecer a 2%, lo cual quiere decir que si se lograra un orden básico en el territorio nacional, 5% está a la vuelta. Con ese nivel de crecimiento se acentuaría el retorno de mexicanos de EU y se empezaría a cumplir las expectativas económicas de la masa de la población. De hecho, con una mucho mejor calidad de vida gracias a la hospitalidad, servicio, y cultura mexicana, sería nuestro país (y no EU) el imán de migración en América del Norte.
Pero para eso se necesitaría una enorme inversión y movilización para crear un efectivo sistema de procuración y administración de justicia, con la infraestructura material y humana para consolidarlo. Hagamos votos para que la nueva administración lo quiera y lo pueda hacer.
*Presidente de la Fundación Imagen de México y conductor de ADN40 News
Agustín Barrios Gómez: Paraíso a la vuelta
Si México creciera más de dos años arriba de 5%, se resolverían los principales problemas nacionales e internacionales