PANORAMA INTERNACIONAL ANÁHUAC
La semana pasada se llevó a cabo en Puerto Vallarta la XIII Cumbre de la Alianza del Pacífico (Chile, Colombia, México y Perú). De los múltiples resultados obtenidos el que más llama la atención es el aviso para iniciar la integración regional y de libre comercio con el Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay).
Entre el nacimiento de Mercosur (1991) y la Alianza del Pacífico (2011) no sólo han estado los 20 años de diferencia en su formación, sino el espíritu con el que fueron creados: Mercosur surgió como un bloque proteccionista, mientras que la Alianza lo hizo con una visión claramente cargada hacia la apertura comercial.
Los tiempos han cambiado y desde el año pasado los bloques han venido acercándose cada vez más hasta llegar a la Cumbre de Vallarta, donde han definido un plan de acción con tiempos y pasos concretos para avanzar en la integración entre ambos bloques comerciales.
El cambio ha venido, como casi siempre en la historia de América Latina, forzado por la coyuntura internacional: al creciente poder de China en las economías y el comercio exterior de Sudamérica se le ha sumado la llegada de Donald Trump a la Presidencia de Estados Unidos, con una visión claramente proteccionista, dejando al mundo a las puertas de una guerra comercial entre gigantes.
Así pues, sin descartar la buena voluntad de los mandatarios de los ocho países involucrados, es preciso ver este acercamiento como una respuesta de los países latinoamericanos a las amenazas del mundo actual. Falta ver si logra concretarse, porque mucho depende de la visión de los gobiernos en turno. En particular, habrá que ver qué sucede con los dos gigantes de la región: Brasil y México.
Brasil vive una época política convulsa, de cara a las elecciones presidenciales de octubre de 2018. Recientemente, la Corte Suprema de Brasil ha negado la excarcelación del expresidente Lula Da Silva para que se presente como candidato, lo que ha desatado una respuesta popular sin precedentes, porque la población se organiza no sólo para mostrar su apoyo a Lula sino también su claro rechazo al sistema judicial brasileño.
México, por su parte, ha logrado superar la primera parte de la enorme incertidumbre que despertaba la elección presidencial, pero sigue la incógnita de cuál será el rumbo que adopte el nuevo gobierno, toda vez que en múltiples ocasiones López Obrador, virtual ganador de las elecciones, se ha manifestado por priorizar el mercado interno. Lo que no necesariamente significa que esté en contra de mantener la?apertura comercial, aunque es posible que, por lo menos, someta a una profunda revisión el actual modelo económico, de corte claramente?neoliberal, ya que es contrario a los principios del nuevo Presidente.
*Coordinador académico de la Facultad de Estudios Globales.