PUERTO VALLARTA. El inicio de la transición de gobierno en México, aún en la ausencia de la confirmación oficial de las autoridades electorales, se reflejó esta semana en Puerto Vallarta, donde la presencia y discreta actuación de miembros del equipo del virtual Presidente electo señalaron al menos una continuidad básica y la intención de tranquilizar a los asociados políticos y económicos de México.
Cierto que nadie espera una continuidad al cien por ciento. Siempre hay variaciones —y se espera que haya, respecto a Venezuela por ejemplo—, pero la intención de calmar las aguas fue evidente en la forma en que se movieron tanto los funcionarios del actual gobierno, como los que se espera sean sus sucesores.
Y está bien: son seguridades importantes para socios económicos y políticos de México: inversores y diplomáticos detestan las sorpresas.
En ese sentido, fue interesante observar la forma de actuar de los enviados del equipo de transición del próximo mandatario, Andrés Manuel López Obrador, en la Cumbre entre países de la Alianza del Pacífico (Chile, Colombia, Perú y México) y del Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay).
Graciela Márquez y Marcelo Ebrard, presuntos secretarios de Economía y de Relaciones Exteriores cuando llegue su momento, fueron públicamente testigos de calidad durante la reunión entre dos bloques que habían sido definidos como competidores, pero ahora buscan coincidencias.
Y después desaparecieron.
Márquez y Ebrard asumieron el papel con discreción, y de hecho el presuntamente futuro canciller fue difícil de alcanzar. Solo un mensaje de tuit del canciller chileno Roberto Ampuero dio testimonio de sus encuentros privados, aunque se sabe que hubo otros.
Se sabe también que facilitaron conversaciones telefónicas de mandatarios visitantes con López Obrador.
Ampuero consignó que Ebrard le dijo que no habría proteccionismo, una declaración que tiene que ver con el mensaje verbal y no verbal transmitido en el evento.
Márquez se dejó acercar un par de veces y declaró generalidades repetidas ya, pero siempre con la idea de calmar mercados e inversionistas ("vamos a relanzar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte").
Una pregunta sin respuesta fue el grado de participación, y quizás la mayor interrogante en cuanto a qué tanto palomearon y que tanto no. Al margen de cualesquier otra cosa, habría al menos el interés de enviados extranjeros por al menos saber el grado de acuerdo del nuevo gobierno: tanto los diplomáticos como los inversionistas detestan las incertidumbres y los vacíos de información.
Aparentemente no hubo mayores problemas pero con su presencia en la cumbre de Puerto Vallarta, Márquez y Ebrard, a los que precedieron Yeidkol Polenvsky y Jesús Seade en el encuentro empresarial, confirmaron que de manera extraoficial, la transición ya empezó.
Imágenes de una transición
Graciela Márquez y Marcelo Ebrard fueron públicamente testigos de calidad durante la cumbre