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De Peña Nieto fue el error

El primer error de Peña Nieto fue no haber permitido que el PRI eligiera a su candidato, y luego imponer a Nuño como coordinador de la campaña

OPINIÓN

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Al cierre de las campañas, con una idea bastante aproximada del lugar en el que podría quedar el Partido Revolucionario Institucional en la elección presidencial –“segundo, si bien nos va”–, múltiples conversaciones entre priistas giran en torno a lo que hicieron bien o hicieron mal. Va un consenso de los errores que, a su parecer, se cometieron: Primero –y lo subrayan como el desacierto primordial–, no permitir que el PRI eligiera a su candidato. Segundo: humillar al PRI. El Presidente (de la República) le hizo sentir a la militancia que sólo su opinión –y la de su grupo cercano, el mexiquense– contaba. Controlaba la estructura, lo que le permitió cambiar los estatutos, imponer a Enrique Ochoa, “que no es del PRI”, como dirigente del partido, y obsequiar candidaturas a gente sin merecimientos partidarios. ¿Qué le dejó al partido?, preguntan ellos mismos. ¡Nada! “(Peña) actuó bajo la lógica de que los priistas somos ‘muy disciplinados’. ¡Pues lo serán en su estado (el Edomex), pero no en el país!”, indican. Tercero: volvió esquizofrénico a su candidato, José Antonio Meade. Originalmente lo presentó –y supuestamente por tal motivo lo eligió– como candidato ciudadano y que estaba con él, con Peña Nieto. Pero luego, ante el desastre de su campaña, salió con que también estaba con el Partido Revolucionario Institucional y con él. Cuarto: la estrategia de campaña fue equivocada de principio a fin, comenzando por la elección de su coordinador, Aurelio Nuño. Increíble que Peña nombrara en esa posición ¡a quien lastimó a un millón de maestros! Por si ese hándicap no fuera suficiente, Nuño de estrategia no tiene ni idea: nunca ha estado en una campaña, ni ha sido candidato a nada. Quinto: no se puede imponer a un candidato, la tesis de que todo lo hecho en el gobierno estuvo bien y lanzar la campaña a partir de la negativa de que hiciste algo mal en tu gobierno. El rechazo a las reformas estructurales es altísimo, está más que medido y documentado; pero Nuño, el gran estratega de la campaña, suscribía todo lo hecho. Y a lo anterior habría que sumarle la imagen de corrupción que rodea al equipo presidencial. Sexto: el error más grave durante la campaña fue haberse ido sobre el segundo lugar y no sobre el primero. Se perdió tiempo ahí, peleando con el abanderado de la coalición Por México al Frente, Ricardo Anaya, y además se tuvo que utilizar el aparato judicial para detenerlo. No contrataron a nadie que valiera la pena para la estrategia. En suma, lo que prevén –con base enlo que han visto en tierra– es que buena parte de la base social que votaba por el Partido Revolucionario Institucional, esta vez se va a ir con el abanderado de Morena, Andrés Manuel López Obrador. La famosa maquinaria no funcionará: “Los priistas en casi todo el país están de brazos caídos”, sostienen. Recuerdan una frase del sabio don Jesús Reyes Heroles: no le tengo miedo a los disidentes ni a los que se van, porque es parte natural de la vida de un partido; a los que les tengo miedo es a los brazos caídos de los priistas, a los que no dicen nada. GEMAS: Obsequio de Andrés Manuel López Obrador: “Éste es el último día de campaña –posiblemente porque no quiero ser tajante, no sabemos qué nos depara el destino–, pero deseo que sea la última campaña en la que participo en mi vida. Sabemos qué nos depara el destino-, pero deseo que sea la última campaña en la que participo en mi vida”