Prometer no empobrece

En cada campaña electoral junto con los candidatos hay toda una cascada de promesas que regularmente quedan incumplidas, en la Ciudad de México se ha presumido desde hace más de dos décadas sobre los programas sociales, el problema es que es carretada de dinero no ha servido para reducir significativamente la pobreza o cambiar las condiciones de vida de la población con más necesidades. Más kilómetros de Metro, nuevas líneas de Metrobús, teleférico o algo parecido, agua, más preparatorias a distancia, nuevos programas sociales, más becas para estudiantes, un nuevo apoyo en efectivo para las mujeres, son algunas de las múltiples ofertas que han hecho las candidatas al gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum y Alejandra Barrales. Son palabras que se prometen en las plazas o se quedan en el papel durante la campaña, la ciudad ha cambiado en estos últimos 20 años, hay avances que el gobierno pudo impulsar por las características de la población, sin embargo a nivel local como nacional las políticas sociales han demostrado que están mal diseñadas, porque el objetivo debiera ser reducir la pobreza y ofrecer un piso mínimo de oportunidades para el desarrollo de su población. Los resultados son muy pobres. El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) en la medición de las condiciones de pobreza en la Ciudad de México informó que en 2010 cuando todavía era jefe de gobierno, Marcelo Ebrard había 2 millones 537 mi personas en condiciones de pobreza, en 2012, cuando concluye esa administración y empieza la de Miguel Ángel Mancera el número era de 2 millones 565 mil pobres, es decir subió más 20 mil. El siguiente estudio se hizo en 2014 entonces eran 2 millones 502 mil, para 2016 el número ascendía a 2 millones 434 mil. En este juego de números, que no sería lamentable sino se tratara de personas, demuestra que durante los primeros cuatro años de este gobierno sólo 130 mil personas salieron del margen de pobreza. Entonces, vale la pregunta en qué se gastaron esos miles de millones de pesos destinados a la política social. La población que tiene un ingreso inferior a la línea de bienestar en 2012 eran 3 millones 150 mil personas; en 2016 ascendía a 3 millones 33 mil habitantes de la ciudad. Solamente117 mil personas cambió su condición, la conclusión es que los programas sociales no cumplieron su objetivo. Durante 2017 le Secretaría de Desarrollo Social tuvo 10.2 mil millones de pesos de presupuesto; para 2018 11.1 mil millones de pesos, a esos hay que sumar los programas de otras dependencias para el bienestar y desarrollo humano. Ofrecer becas, entregar dinero en efectivo, llenar de programas sociales ha demostrado que no modifica la realidad de la población, sin embargo es la mejor manera de tener un electorado cautivo.   Prometer no empobrece y las políticas sociales que se han aplicado hasta el momento si.