Presión a Meade

Varios poderosos empresarios ya eligieron: el único que puede frenar la (casi) inminente llegada de AMLO a la Presidencia,es Ricardo Anaya. No era su opción A, pero ya activaron el plan B. Terminaron de decantarse tras el debate del 22 de abril. Se sentían más cómodos con José Antonio Meade, a quien conocen y con el que varios mantienen una relación de amistad, pero no creció. No sale del tercer lugar de las preferencias electorales y el tiempo se viene encima. La guerra de encuestas que desde el equipo de campaña del candidato del PRI-Verde-Nueva Alianza se emprendió desde la intercampaña, no pudo sostenerse. Le dieron respiración artificial a la campaña, pero no aguantó. No pudo cruzar la aduana del primer debate. El 22 de abril fue la fecha límite que varios grandes capitales se habían dado para definir a quién y cómo apoyarían. El plazo lo pidieron en Los Pinos, donde el plan B no solo no era bien visto, sino que encarnaba el rival a vencer, sobre todo tras los amagos de enjuiciar al presidente Peña Nieto. El cabildeo entre algunos líderes empresariales y emisarios del gobierno federal ha sido intenso. En las conversaciones no han estado presentes enviados de Meade, por eso su núcleo se siente aislado y percibe, tras el debate, una distancia con varios ejes del gobierno federaL y con parte de la maquinaria priista que luce paralizada en varias entidades y cuyos capitanes no se observan en tareas de operación política. Por eso hay quienes leen las declaraciones de ayer de Javier Lozano, vocero de Meade, señalando “presiones” de sectores empresariales para apoyar a Anaya, como una brecha que crece entre Los Pinos y el candidato presidencial. En todo caso, el escenario de una declinación es inviable e impensable. Para Meade y su equipo esa puerta está cerrada. En Los Pinos también lo saben. Lo que sí se plantean algunos grupos de poder es la posibilidad de un acuerdo en territorio para operar una votación diferenciada, donde el candidato de Por México al Frente recogería los votos de la elección presidencial y sus probables aliados, los del Congreso. AMLO ya tiene puentes con poderosos empresarios, otros buscan uno, pero la incertidumbre en torno al tabasqueño no deja dormir a varios. Las declaraciones sobre el Aeropuerto, los contratos por la reforma energética, la cancelación de la reforma educativa y la forma en que ha descalificado a parte de la sociedad civil revivieron fantasmas que parecían haberse quedado en 2006. El ruido comenzó en la Convención Bancaria, pero se ha ido alimentando con spots negativos contra AMLO y los propios dichos del tabasqueño. Por eso varios empresarios se movieron. Anaya no les llena el ojo, pero, coinciden, es quien menos convulsión garantiza a la economía. AMLO sigue siendo un volado, consideran. Las dudas que había logrado despejar, las nutrió él mismo.  

-Off the récord

Entre cercanos de Anaya y el equipo de Meade ha habido al menos un par de reuniones, sin que hasta ahora exista más que una vía de comunicación abierta… Ah, y AMLO tampoco está manco. Así como hay empresarios dispuestos a mover cielo, mar y tierra para que no gane, otros se la juegan con él. Si no, pregunten a María Asunción Aramburuzabala.