El jueves pasado, vimos cómo un aficionado al futbol, que celebraba entre la multitud el triunfo de las Chivas en la Liga de Campeones, apretó los glúteos y embistió de una manera abusiva y soez a la joven reportera.
Lo hizo frente a las cámaras, mientras María Fernanda Mora, de la cadena Fox Sports, transmitía la crónica de los festejos desde la fuente de La Minerva en Guadalajara.
Con el micrófono en mano, la reacción de ella fue lanzarse a golpe limpio contra su agresor.
La imagen también corrió como pólvora en redes sociales y se hizo viral en un santiamén, como era de esperarse.
Para muchos, lo que sucedió son “gajes del oficio”; para otros, fue una escena cómica, de esas que ocurren a menudo en transmisiones de televisión; para unos más, no pasó de un “agandalle” al calor de la fiesta.
Lo cierto es que se trata de una agresión sexual aquí y en China, aunque muchos no logran dimensionar el tamaño del caso porque estamos tan acostumbrados a que esto es parte de la “normalidad”
Y peor aún: María Fernanda denunció el lunes pasado que ha sido acosada de manera brutal con mensajes ofensivos por haber actuado como lo hizo.
De “puta” y “buscona” no la han bajado, con lo que se demuestra que la denuncia pública se ha convertido en una herramienta para revictimizar a las víctimas.
Pero echemos un vistazo a las cifras para darnos cuenta de qué tan incivilizada está nuestra sociedad, en Guadalajara y todo el país, porque la “normalidad” con la que se ven estos casos no sólo han restado valor a la vida e integridad de las mujeres, sino de la sociedad en su conjunto.
De acuerdo con el informe Igualdad de Género y Empoderamiento de las Mujeres, de la ONU, cada 24 horas son asesinadas siete mujeres en México.
Hoy estamos en los mismos niveles que en 2012, con un promedio de 2 mil 800 feminicidios cada año en todo el país. La cifra no disminuye y tampoco vemos mucho interés de nuestras autoridades por el tema.
De los 32 estados, apenas la mitad cuenta la Alerta de Violencia de Género, el conjunto de acciones gubernamentales de emergencia para enfrentar y erradicar la violencia feminicida.
Del tema, poco o nada han dicho los candidatos presidenciales. Es un pendiente que han echado en saco roto, pero es un tema del que no podemos ni debemos dejar de hablar los demás.
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El Heraldo de México y esta columna están de manteles largos.
Cumplimos un año de vida y es momento de hacer un alto en el camino para agradecer a todos y cada uno de nuestros lectores.
Gracias por acompañarnos en esta gran aventura. Gracias por favorecernos con su preferencia. Gracias por abrirnos la posibilidad de compartir con ustedes el ejercicio de esta noble y gran profesión. ¡Gracias!
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Y como dice el filósofo…. Nomeacuerdo: “Cuando la gratitud es tan absoluta las palabras sobran.”