El candidato al gobierno de Morelos, Cuauhtémoc Blanco, ahora puede hablar 16 minutos ininterrumpidos sobre un templete ante miles de personas, manejar el escenario, contar pequeños pasajes de su vida, arrancar sonrisas, lanzar amenazas al gobernador en turno y pedir el voto para sus compañeros de coalición a diputados y alcaldías, a los que menciona sin equivocarse por nombre y apellido.
Hace tres años en su campaña para alcalde, el Cuau era un desastre hablando en público. Hemos contado aquí que, traicionado por el pánico escénico, pedía el voto por un partido distinto al suyo y enrojecía, su discurso duraba menos de dos minutos plagado de citas comunes e incluso como alcalde pensó que el director de una escuela que visitó se llamaba Benito Juárez al saludarlo así con el micrófono encendido. Pero el Cuau se ha politizado.
“Además está preparado para el debate de candidatos, en donde sabemos que todos se le irán a la yugular, porque sí irá al debate”, me adelantó Rabindranath Salazar, senador y coordinador regional de Morena en el estado, un político con más de 18 años de experiencia que perdió la candidatura frente al ex futbolista, pero quien ha estado cerquita de él todo este tiempo.
–¿En qué radica este giro del candidato?– pregunté a Salazar.
–Ha tomado mucha seguridad con la gente que lo acepta como es. Ahora es fluido, estructurado. Él está en lo suyo. Siente identidad con ellos. Puede platicar que antes de su éxito vendió cassetes en Tepito. Lleva a su mamá a los mítines (en ella se apoya a veces). Y hay un equipo atrás que lo ayuda a seguirse preparando.
Pero sobre todo, lo que se dice en su primer circulo, es que desde que platicó con López Obrador salió diferente a sus actos públicos, “como más crecido”, porque el candidato presidencial le pidió que fuera auténtico y que no cambiara en su trato con la gente. Este jueves precisamente se verá con él en Yautepec y Morelos.
Un integrante de su equipo cercano del Partido Encuentro Social, conformado por evangélicos, me confesó, a reserva de no citar su nombre, que al principio el ex alcalde de Cuernavaca hacía mucho ruido al interior porque suele decir muchas groserías en sus actos públicos. “Aquí está mi madre que me dijo: ´paqué chingaos te metes a la política si nunca hemos estado”, dijo el miércoles.
Cuau camina de aquí para allá, se encorva, manotea en el aire, le dice desgraciado al gobernador, pide cambiar la historia, promete abrir las puertas a la transparencia para todos en casa de gobierno si le dan el voto. También habla del manejo de recursos, de sus logros en el futbol, de su mexicanidad. “Yo no les voy a fallar, yo no soy igual que estos cabrones. Aquí está mi madre que me ha enseñado a ser honrado”.
Ese es el nuevo Cuau que después de su lucha todo este tiempo con el gobierno de Graco Ramírez, que buscaba cerrarle el paso a la candidatura; con su mamá acompañándolo en los mítines y su trato con López Obrador parece invensible.