Opinión

Por un México sin video mapping

Por un México sin video mapping

Rostros atónitos, era lo que dejaba Eduardo Yarto –hoy secretario de turismo de Zacatecas- cuando exclamaba en sus talleres: “luchemos por un destino sin tirolesas”. Con ello intentaba, que reflexionaran en la diferenciación del producto turístico para no uniformar los destinos. Retomo ese razonamiento para pensar más allá del video mapping, la proyección de imágenes en movimiento sobre construcciones históricas. Elementos de entretenimiento pero de los que hoy se abusa en los sitios vacacionales. Pareciera que los gobernadores y secretarios de turismo consideraran esas proyecciones como la panacea para subir la ocupación hotelera en sus puntos turísticos. Ya está comprobado que no es así, puede mejorar en porcentajes mínimos, pero nunca será un diferencial. En la pasada solicitud de presupuesto a Sectur -con participación estatal de uno a uno- llegaron proyectos de video mapping para Querétaro, Guanajuato, San Luis Potosí, Aguascalientes, Campeche, Nuevo León, Oaxaca y Veracruz. Al final, de los ocho, calificaron cinco: Campeche, Guanajuato, Querétaro, Oaxaca y Nuevo León. ¿Cuándo funciona turísticamente? En casos excepcionales, como la ocasión en que gobernador de San Luis Potosí Marcelo de los Santos, allá por el 2007, a través de Paty Véliz –su titular de turismo- creó la Fiesta de Luz, con el artista francés Xavier de Richmont. Fue un éxito porque era innovador, además crearon actividades en torno a él. Otro caso notorio actual corre a cargo del Museo Frida Kahlo en Playa del Carmen. Los turistas mientras observan el video mapping de la vida y obra de Frida degustan un menú de 6 tiempos con cata de vinos y pueden “jugar al pintor” con una paleta de salsas simuladas. Sobresaliente también el Festival Filux en la CDMX y en Mérida, un gran esfuerzo que tendría que redituar más si se crearan actividades interactivas, el visitante de hoy necesita participar, no solo adoptar el papel de espectador. La apuesta debe ser por la innovación, por experiencias diferentes, sorpresivas. Un caso decepcionante fue el video mapping de las pirámides de Guiza, en Egipto, después de verlo esperábamos que lo demás fuera un chasco. Aun así, casi todos los centros turísticos apuestan a estos proyectos audiovisuales, con presupuestos diversos. Al desconocerse en cuanto amaneció “el kilo de videomapping” cobran dependiendo “del sapo, la pedrada”. El Carmenlight de San Luis Potosí en el 2016 tuvo un costo de 1 millón 400 mil pesos, a la Zona Arqueológica de Teopanzolco en Morelos se le invirtieron 13.4 millones de pesos, mientras que el espectáculo de la Zona Arqueológica de Edzná en Campeche se presupuestó en 40 millones de pesos, o la Experiencia Nocturna de Teotihuacán tuvo una inversión de 350 millones de pesos.